OM TARE TUTARE TURE SOHA

domingo, 30 de julio de 2006

Yo, el pedorro

Hay días en los que se está más sensible de lo normal, ese tonto día que no sé sabe por qué pero descubres ahí en el ojo esa pesada y molesta lágrima queriendo salir de su estanque vítreo, queriendo desbordarse e inundar toda esa superficie esteparia de la mejilla. Son días raros, no son infelices son raros, son normales pero raros a más no poder. Mi teoría es que creo que se han ido sumando pequeñas cosas inoportunas a lo largo del día o de los días anteriores y sumadas una a una forman una pequeña montaña de sensibilidad, en el que llega un momento, como siempre ocurre, que se alcanza el estado crítico y que así como cuando hacemos castillos con naipes o figuras con arena de la playa o torres de copas de champán aparece en un instante esos momentos ocultos en los pliegues del tiempo y hace que todo haga….plaf! Todo se viene abajo, todo se desarma, todo se cae. Tu pequeña obra maestra se desmorona y estalla dentro de mi un grito que dice ¡incomprensión! …no, no, bueno es algo así como ¿¡joder! Por qué no me ha salido como quería? A continuación de los reproches hacia uno mismo por no ser así, por ser asao…aparece eso de lo que hablo, es algo no frecuente, es algo extraño, es un momento de rara sensibilidad. Zas!! empiezo a llorar y un nudo en el pecho aprieta para que no pueda respirar, ¡zas! más lágrimas sin venir a cuento. Bien, está bien pero y ¿por qué?, ¿por qué me pasa eso?. Ese lloro desconsolado por algo que no veo con claridad, algo que no logro determinar, pero que me hace sentir el ser más desgraciado e infeliz de la tierra.
Y esto pasa, si pasa, ya lo creo que pasa. Y cuando me pasa hace que quiera tirarme por un puente y dejar todo atrás, `pero me da miedo lo que vendrá y prefiero enfrentarme a lo que tengo ahora. Pero ¡coño! qué ganas entran.

No escribo porque todo me ha salido mal, como siempre andaba haciendo una filigrana en equilibrio y como casi siempre todo ha aparecido desbaratado. Llevo unos días nefastos y hacen que me enquiste en mi mismo como los erizos cuando les vas a tocar y que me meta en mi concha como el caracol cuando le tocas un cuerno. Estoy jodido y por lo tanto de mal humor, no escribo ni cuento cosas porque no me entran ganas. Y así de esta fantástica forma de estar paso y paso los días, contándolos para ver cuando acaban, para ver cuantos son los putos días que he estado jodido. Cuando se me pase lo contaré y diré las necedades que nos tiene reservada la vida y que por arte de birbibiloque aparecen de vez en cuando y nos putean hasta el extremo de no comprender como es posible que llegue a ser tan estúpido.

No, no creo que sea la vida la que nos putea, creo que soy yo el que me puteo, parece que yo soy el más firme enemigo de mi mismo. ¡Qué idiota señores!. Qué absurdo soy, trataré de mejorar y a ello voy, hasta luego amigos.

sábado, 15 de julio de 2006

The Knife





Mirad qué canción tan bonita!!, es cool, para escucharla así un poco mareado.
(via Petite Claudine)

viernes, 14 de julio de 2006

Aún sigo sangrando

No logro entender esos mecanismos mentales tan intrincados, tan semiocultos o totalmente ocultos para el ojo y el entendimiento humano.
Sabes que algo te sienta mal y por el contrario sigues haciendo que ese algo se instale en ti día tras día, ¿por qué?
Tienes una enfermedad de hígado y te gusta el alcohol, sabes que no debes beber y lo haces por el placer que te proporciona, ¿qué hace que sigas matándote?. (no es mi caso pero da igual)

Es una forma de hablar, tu eres yo, hablar de esa forma que hace que sea el otro el que tiene el problema, es hablar de mi. Proyección.

Persigo con locura mi liberación, corro detrás de mi “panacea”, destruyo todo signo de vida a mi alrededor sin ni siquiera darme cuenta. Si paro, lloro y mi compasión me toma como destino, siempre tengo aliento y justificación para buscar mi perdón, aunque claro que no lo hay. Lo invento.
Y lloro y lloro más allá del escozor de mis despellejadas mejillas, incluso más allá de mis ojos hinchados.

No me vale. Aún mi lucidez me dice que no vale. Sé que es un subterfugio de mi mente. Me calmo pero por poco tiempo, porque no me doy tregua. No puedo. Mi dolor aumenta en cada suspiro de mi cuerpo y vuelvo al principio. No sé parar.

No sé parar y eso me hiere como puñalada en el costado, limpia y silenciosa, como mantequilla. Brota a borbotones, en sábana, la sangre. ¡Qué roja es!. Su calor y metálico sabor me asusta, pero poco, al rato, coagulada la herida sigo sin comprender mis mecanismos mentales. Ruines e incómodos.

¿Dónde quiero llegar? … ¿a mi muerte?. No, nadie quiere llegar a su muerte, yo no quiero llegar a mi muerte. Pero cada vez estoy más cerca de ella y siento su filo helado. Quiero parar de hacer algo que me cansa, que ya no puedo con ello, que ni me gusta, que me da náuseas. Ya no quiero más porque estoy ya saturado y es como si mi placer de aquel principio se hubiera convertido en un verdugo hoy. Un ángel convertido en demonio. Ya hay antecedentes. Pero no me consuela y sigo torturado por mi necesidad no necesitada ya.

¡Qué rabia me da no poder vencerme de una puñetera vez!
¡Qué desazón me produce no entender por qué sigo matándome! ¿Por qué no paro? Un fuerte puño me estruja y araña mi pecho y sube por la garganta hasta mi mente, se regodea con mi razón dejándola exhausta y sale de mi por la coronilla para ponerse enfrente y azotarme hasta que pierde las fuerzas de tanto pegar. Soy un despojo, eso es lo que soy pero no me quejo de lo mal que me ha tratado la vida, sería imbecil. Me quejo de no comprender esos mecanismos tan ocultos e intrincados que gobiernan mi mente. Me quejo de no tener la capacidad de entender ni de entenderme.

 Subscribe

Email:
Creative Commons License
Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com
Suscribir con Bloglines

Powered by FeedBurner

HispaLab HispaLab
script>