No sé a que edad exactamente empecé a leer, supongo que en párvulos, si me acuerdo que me gusto, pronto me di cuenta de que leyendo conocía cosas, me entretenía cuando estaba aburrido, pasaba el tiempo...incluso me podía chulear frente a mis amigos de cosas que ellos no sabían. Así que pronto me aficioné y eso me llevó, como algo natural, a escribir. Supongo que al leer libros uno se pregunta si él mismo sería capaz de escribir cosas tan bellas o interesantes o entretenidas como las que lee... claro que había lecturas bastante pesadas o sin interés, aunque es verdad que pronto terminaba con ellas. Bueno pues eso me preguntaba y eso empecé a hacer, tampoco me acuerdo a que edad me puse a escribir.
Tal fue la pasión de la escritura que llegué a atreverme escribir cuentos cortos de ciencia ficción que por aquel entonces era lo que me encandilaba.
Escribir puede ser fácil o muy difícil, es fácil si expresas sentimientos y detallas, sin pretensiones, las cosas que te ocurren y es muy difícil si pretendes ir más allá. Con excepción de los "profesionales" (que se ganan la vida escribiendo) y de algunos genios, no he visto que las personas normales como yo escriban bien. Es cierto que existen escuelas y métodos para gente como yo que pretende escribir mejor de lo que se puede hacer de forma natural, estas personas normales también pueden llegar a escribir de una manera bella, interesante o entretenida pero los demás, entre los que me incluyo, pues no. Los demás escribimos para satisfacer un anhelo legítimo de tratar de imitar nuestras lecturas escritas por "profesionales", de probarnos de alguna manera, es natural que si me gusta leer pues intente escribir y ver que tal lo hago. Así pues, como yo hay millones por no decir que toda persona que le guste leer intenta escribir. Yo siguiendo esta norma me puse a escribir casi al mismo tiempo que empecé a leer y desde mi más tierna adolescencia llevo escribiendo en cuadernos pequeños cómodos de llevar, y en todo viaje, ocasión que lo mereciera o aburrimiento que me embargara, me ponía a escribir. Escribir se convirtió en un recuerdo tan importante como las fotos o los souvenir que me traía de los sitios que visitaba o de esos momentos tristes o alegres que me sucedían y plasmaba en las hojas en blanco de mis cuadernitos "miquelrius". Y no he parado desde entonces. Trato de decir que escribir para mi es algo corriente y frecuente que es un acto rutinario que hago casi inconscientemente en todo momento, no me cuesta hacerlo y ha llegado a ser hasta necesario el hacerlo.
He oído decir que el que escribe lo hace como un acto de catarsis para curarse traumas de cualquier tipo, una especie de terapia y así leyéndolo posteriormente uno puede superar esos traumas...¡yo qué sé!, pues puede que si o puede que no, ¡vete tu a saber!. He oído decir que el que escribe lo hace como un acto de narcisismo, para que le lean los demás...¿si?, bueno puede o puede que no. He oído decir que se hace como expresión de una incapacidad de enfrentarse a la realidad, como expresión de una personalidad introvertida. En realidad no sé porque los humanos escriben, ¿quizás para comunicarse? ¿o quizás por todo eso que he dicho más arriba?...no lo sé, el hecho está en que la gente escribe y lo hace cualquiera, unos bien otros mal, pero casi todo el mundo escribe para una cosa u otra. Es algo así como el hablar ¿no?
Bueno pues yo escribo y lo hago desde hace mucho tiempo y aquí es donde voy a empezar a decir a que viene todo esta parrafada.
Cuando me enteré de que se podía escribir en Internet de una forma fácil y sin complicaciones, me pareció genial, era algo muy curioso, todo el mundo podía abrir un diario en la red y que otros lo leyeran. Fue un pequeño shock el que de repente pudiera publicar escritos como si lo hicieras mediante un libro, los demás podían leer lo que yo escribía, era algo genial la verdad. Estuve un tiempo pensándomelo; ¿de qué escribiría?, ¿qué contaría?...y bueno si, tengo un problema que es mi adicción y me dije, "puedo ponerme en evidencia frente a los demás, que los otros se den cuenta a que extremo llega mi gilipollez mi cobardía en el hecho de no ser capaz de frenar mi aferramiento a una sustancia". Y me decidí a contar mis cuitas con la heroína como castigo hacía mi mismo, para enseñar mis vergüenzas a ver si se me caía la cara de vergüenza. Así empecé, así publiqué mi blog, como castigo a mi estupidez, como un monumento a mi cobardía.
Ya antes de abrir mi blog me había pasado por otros y había leído bastantes historias de todo tipo, ya me había percatado de lo que me podría encontrar en este mundo de los blogs, pero fue cuando empecé a escribir en el mío cuando de una manera abrumadora comencé a leer otros blogs. Según iba leyéndolos más atónito iba poniéndome, no podía dar crédito lo que leía en ciertos diarios, de lo que se contaba en ellos, de los temas que trataban...la ingente cantidad de temas, las historias más variadas, absurdas, increíbles, fantásticas, muermos... aparecían frente a mis ojos. Era tal la diversidad de cosas que se leían que me desbordaba, lo más inesperado e increíble podía estar a un click de ratón, era algo sorprendente. No tengo palabras para expresar correctamente lo que sentía, lo que aparecía ante mis ojos. Así me pase varios meses, leí muchos, muchísimos blogs, me di cuenta de que cualquier cosa que se imaginase podría estar representada en los blogs, solo hace falta, ahora ya existe, antes no, pasarse por un buscador de blogs, ver cómo están catalogados, ver esos apartados que comprenden todos los temas que puedas imaginar y más. Hey, y si, me di cuenta de que no era un bicho raro, lo que yo escribía no era infrecuente, había bastantes más como yo, me tranquilice, al fin y al cabo me sentí normal, un gilipollas pero normal.
¿Y que pasó?, paso algo que no tenía previsto, el escribir en la RED no tenía mayores consecuencias, era una aguja en un pajar, ¿quién coño iba a leer lo que yo escribía? además era un tema algo duro y escabroso como para que a alguien le interesase pasar de la tercera línea que aparecía ante sus ojos. ¡Tranquilo tio! "tu escribe que es como si lo hicieses en tus cuadernitos"...¡joder! ¡pues no!, el primer comentario me extrañó, me dije ¿¡coño, como es posible!?. Así hasta hoy, por supuesto que lo que escribo no es algo que llegue a mucha gente, pero ¡oh sorpresa! si, si hay personas que leen "Heroína".
Aquí es donde voy a decir lo segundo que quiero decir, lo primero fue que escribo como un acto natural, es mi rutina como el limpiarme los dientes después de comer. Y lo segundo es que ¡Joder, joder y joder! "qué gente más rara y extraña anda por este mundo".
Yo me tengo por un tío raro, introvertido, callado y llegado el caso antipático, hay gente que dice lo contrario, pero no les hago caso porque es gente que me aprecia y ya se sabe que lo dicen mediatizados y de forma parcial. Si, soy mas raro que un perro verde, pero de repente ¡¡Oh maravilla de las maravillas!! ante mi aparecían los personajes más incalificables con los que me haya topado nunca, personas que no solo carecian de educación, tal y como la entiende toda persona normal, sino que eran portadores de una ignorancia de la que pensaba que no podía existir o se hacían eco de teorías o historias que no tenían la más mínima coherencia, gente que no tenía la más mínima vergüenza en decir barbaridades o personas carentes de sentido común, personas sin escrúpulos para hablar de algo que desconocían que se notaba que no tenían ni idea, personajes que no acertaba a imaginarme donde podrían haber vivido o estudiado, gente zafia, indigentes intelectuales, metepatas sinvergüenzas que adoptaban la postura del escritor amateur, como yo, pero sin hacer caso a las simples reglas de comportamiento social y vergüenza ajena que todo el mundo tiene o por lo menos pensaba que tenían. Junto a ellos extrañamente convivían personas que justo, justo eran lo contrario en todo, estas en mucho menor número, pero como la flor del Loto, nacidas entre la suciedad y las aguas malolientes y estancadas de la zafiedad e ignominia. Ahí , todo revuelto encontrabas pepitas de oro entre los millones de guijarros despreciables que no hacían otra cosa que romperte las uñas tratando de apartarlos. Algo así como la salvaje selva preñada de formas de vida inimaginables, se puede decir lo mismo que dicen los científicos del Amazonas que en cada minuto se descubre una nueva forma de vida, desconocida hasta entonces. Lo mismo ocurre con esto de los blogs.
Me da un poco de miedo seguir inmerso en toda esta vorágine de la blogosfera (como la han bautizado) me siento algo desamparado frente a todos esos personajes que escriben en la RED, estoy expuesto, como es natural, a ser leído por cualquiera, a ser juzgado por personas que nada saben de mi salvo lo que ven escrito, que como también es evidente puede no ser verdad. No sé si me apetece seguir siendo escudriñado por cientos de ojos, analizado por cientos de mentes, todos ellos tan desconocidos para mi como yo para ellos. Una vez que se me ha quitado ese ansia de contar, de escribir pensando en que alguien pudiera leer mis cosas, una vez que lo he probado, como todo en esta vida, deja de interesarme, así soy, así creo que somos. Me entra la duda de si realmente me ha apetecido alguna vez que mis sentimientos convertidos en letras sean expuestos al público, ¿por qué lo hago? ¿para que sirve?, vuelvo al principio de este escrito, ¿para que escribo? ¿para que me lean? ¿Cómo parte de un tratamiento? ¿Cómo expresión de un trauma oculto?…
Y ya, si, aquí viene la tercera y última cosa a la que viene todo este panfleto que me he marcado. La primera fue que escribía desde mi más tierna infancia, la segunda es toda esa fauna que he conocido por vagar por la blogosfera y la tercera es que todo esto viene a que últimamente por ciertos comentarios y por cierto cansancio en la estupidez humana, esa que todos tenemos y que sacamos de vez en cuando me ha llevado a tener que escribir de algo que me propuse no escribir cuando comencé a contar mi experiencia con la Heroína, y es hacer un análisis de todo esto; blogs, blogosfera, individuos que escriben , individuos que leen, otros que comentan … etc. Tristemente y no sé por qué, me he saturado de tonteria y boberia, me he saturado de estupidez, ya se me hace cuesta arriba tener que atender a todo eso que se debe atender cuando escribes un blog, quieras o no, porque por mucho que se diga hay mecanismos en la mente humana que se disparan cuando se esta al alcance de las causas apropiadas y cuando escribes un blog tienes que atender a ciertas cosas y a mi me ha ocurrido pues que me he cansado, ya digo, de toda esta mierda (digan lo que digan, porque ahora habrá gente que se sienta indignada por esto).
Hey, claro que seguiré escribiendo, nunca dejaré de hacerlo, acabo de comprarme nuevos cuadernitos Miquelrius, están preparados y todos blanquitos para que yo ponga mis letras como lo vengo haciendo desde tiempos inmemorables. Y aqui pues también escribiré, pero me libero de todo lo que me exige el hecho de tener un blog, ala todo a la mierda de donde viene, que si hombre.
No, claro que no puedo dejar de mencionar a ciertos personajes que me han desarmado totalmente, personas a las que no conozco de nada y sin embargo al leer dos líneas de lo que escriben ciertas alarmas mentales, que no sé de donde salen se han encendido y han hecho que me de cuenta de la altura… no sé como llamarla, espiritual, mental, amorosa…no sé, pero personajes de una belleza implícita que va con ellos, que solo por el hecho de contar cosas se evidencia una simpatía y un “algo” que no se ve con frecuencia, personas muy valiosas que pululan entre este basurero, personas que hacen que se ilumine toda esta oscuridad y que me han dejado perplejo.Personas como Isthar, Txiki, Ricardo, Remo, Shora, Ababol, MaRia, Roma, Migue, Pau, StanBy, Mazztrich, MM, esos que han puesto un solo comentario en lo que escribo pero que solo con un comentario ha sido suficiente para ver su catadura y alguno más que se me olvida y que no por eso dejaré de recordarlos. Estos irradian bienestar y felicidad y gracias por ello, he tenido suerte.
Aquí me paro que ya esta bien de tanto escribir, ¡vaya coñazo! ¡joder!... ¡uuf!además no sabes el tiempo que se pierde escribiéndo y leyéndo, ¡qué no hombre, qué no!