Desde el día en el que se me ocurrió escribir en forma de comentarios mis vivencias, mis preocupaciones, mis inquietudes, mis más íntimos anhelos, desde ese día la cosa la tuve clara. Todo lo que escribía era indiscutiblemente privado.
Las impresiones de mi propia vida, pensaba que solo me atañían a mi, naturalmente, parece que el sentido común te dice que es así. Pues reflejado quedaba no solo lo que vivía en un momento especial, determinado, sino también lo que íntimamente pensaba acerca de esa vivencia, de ese momento.
Todo ello sumamente particular, es algo así como poner en un papel en blanco esos pensamientos que no podemos leer en los demás, los que marcan nuestra forma de ser, los que la definen.
Todos tenemos esos pensamientos, no todos podemos expresarlos de forma “artística” en un trozo de papel. La persona que está acostumbrada a leer libros, nace en él algo así como un reto, que consiste en pensar si él sería capaz de expresarse de esa bella forma que otros lo hacen, en las novelas, en los ensayos, en las obras de teatro. Lo digo porque he hablado con muchos y a todos se nos crea esa especie de curiosidad por saber como quedarían, las vivencias, pensamientos, inquietudes, preocupaciones o recuerdos de un día concreto, de una ilusión por cumplir, de un pasaje doloroso en nuestra vida, de un cuento imaginado así sin más... reflejados en el blanco inocente de una cuartilla de papel.
Si, desde el primer día, desde las primeras letras escritas, lo tuve claro, todo esto sería privado, para mi, no solo eso sino que me cabrearía mucho el que alguien subtrecticiamente lo leyera. Así es como permanecen en una estantería de mi biblioteca multitud de cuadernos de pasta de papel, en los que se cuenta mucho de mi vida pasada, en los que se reflejan mis inquietudes y mis decepciones. Todo eso es para mi solo, soy yo, me lo cuento a mi mismo. Y los guardo como constancia de lo que fui o de lo que quise ser. Cuando muera ya nada me importará y las personas que me aprecian tendrán lectura para unas horas. Quizás me entiendan o puede que saquen conclusiones para juzgarme, todo eso ya no tendrá interés para mi, y es por eso por lo que no los destruyo.
Cuando descubrí que quien quisiera podría hacer esto mismo en la RED, dejar constancia de las particularidades de cada uno en un medio en el que cualquiera podría leer lo que se escribiera, me pareció que era algo obsceno. Me explicaré; pensé que habría personas que escribiesen sobre lo primero que se les ocurriese, y así es, hay blogs en los que se cuenta de todo, todo lo inimaginable, desde noticias de periódico hasta los más íntimos pensamientos. Diarios personales, cuentos imaginados, pura historia, anécdotas sin trascendencia, biografías de terceras personas, narraciones esperpénticas, pensamientos sesudos, literatura barata, críticas sobre cualquier cosa...infinitud de temas son plasmados en eso que llamamos blogs. Me pareció obsceno porque todo el mundo podía leer lo que escribías y eso me asusto en un principio. Si se escribe sobre algo que no es personal pues bien, no parece que pase nada si todo el mundo lee eso que escribes con más o menos fortuna. He leído blogs de este tipo muy interesantes y sobre los temas más variados que se pueda uno imaginar, ¡hay tantos!
La cosa cambia un poco cuando se escriben diarios personales, como los que hablo al principio, en ese caso pensar que es leído por cualquiera me produce inquietud. Lo pensé un largo rato antes de abrir mi blog, pero decidí hablar de lo que me tenía prisionero, algo así como una especie de catarsis por la palabra, enfrentarme a la opinión de desconocidos que pudieran leer lo que yo escribía. Claro que he escrito cosas muy íntimas, solo el hecho de contar que soy adicto a la heroína ya es algo muy personal. Pero he intentado no pasar esa línea inconcreta que separa lo que se puede o no se puede contar. He rozado en ocasiones temas que me definían como persona y que reflejaban mi personalidad, pero no he abundado en ellos por vergüenza y por respeto a quien lo leyese. Pues ¡qué coño le importaba al que lo leyese esa parte de mi personalidad tan especial!.
Y claro ha ocurrido lo que pensé en un principio acerca de escribir sobre algo tan personal como la adicción a la heroína, y ha sido el que muchas personas lo han leído y, como característica propia de los blogs, han comentado sus impresiones.
Hay gente para todo como reza el chascarrillo popular, y también se ve en los comentarios, ha habido gente exquisitamente respetuosa con mi problema, vaya mi agradecimiento desde aquí, ha habido personas que no han entendido nada de lo que escribía y solo por el mero hecho de darse a conocer han comentado alabanzas impropias o comentarios absurdos sin relación a lo que se escribía, ha habido personas maleducadas y no acostumbradas a leer cosas personales y no han aguantado el dejar unas líneas groseras y faltas de sentido, ha habido personas que no han podido resistir el considerarse por encima de la persona que escribía esas cosas que estaba leyendo y no han podido reprimirse en expresar esa superioridad mal entendida comentando cosas que producen vergüenza ajena y que cuesta el leerlas por el daño que te hacen a la vista. Ha habido personas pagadas de si mismas juzgándome sobre algo que no entienden ni comprenden, que están muy lejos de saber que puede significar tener una adicción a la heroína. Ha habido consejos absurdos, consejos que no he entendido porque hablaban de cosas sin relación o de cosas muy personales que no comprendía.
Ha habido personajes, reconozco que los menos, que no sé porque razón o motivo piensan que sus escritos son comparables a los más famosos y excepcionales escritores y como compañeros suyos se creen con una “pluma” por encima de la totalidad de blogs que leen y así lo expresan continuamente, sin descanso, no dejan lugar a dudas.
En conclusión, la experiencia de escribir en un lugar donde te pueden leer lo que escribes, me ha parecido una enseñanza. Me ha enseñado que el sentido último de los blogs es leer los comentarios a tu post. Si, creo que así es, no se escribe por una necesidad vital, para contar experiencias propias, o si, pero se escribe sobre todo para que te dejen ese comentario que esperas.
El comentario debe ser adulador, debe estar conforme en una medida exagerada con lo que pones en tu inigualable post. Si hay controversia o si hay opiniones que no casan con tu criterio, te coges un rebote de mil pares de eso, lo borras directamente, o lo insultas y le pones a caer de un burro, acompañado, eso siempre, por una cohorte de aduladores que nunca faltan y que apoyan tu mal humor frente a ese que ha osado a no estar de acuerdo contigo.
La cosa aumenta cuando se lee una opinión política o religiosa o de esos temas profundos contraria a tus “creencias” entonces ya la cosa se desborda. No sales de tu asombro, te quedas perplejo por el hecho de que exista gente que no solo te lleva la contraria sino que se atreve a escribirlo y además “en tu casa” (como muchos llaman a su blog), el colmo de la osadía y eso merece los más agrios y maleducados comentarios por tu parte, formas una cruzada entre los aduladores de tu blog y los blogs amigos contra ese ser despreciable.
Por lo general se escribe bastante mal y no he encontrado muchos blogs en los que se aprenda por lo bien escritos que están, ni siquiera los de esos pseudoperiodistas que tienen uno. Es cierto que también hay gente humilde y que dejan claro sus pretensiones, que no pasa por escribir como los ángeles, simplemente en expresar opiniones o contar particularidades de su vida, estos últimos, que también los hay, son los que se leen con más gusto, ¡pero son tan pocos!
Me he decepcionado con esto de los blogs, al fin y al cabo tendría que haberme dado cuenta, no lo hice y he sufrido las consecuencias. No por ello dejaré de escribir donde me plazca, aquí o en mis amados cuadernos, pero eso sí, no quiero leer más opiniones, más comentarios. Sé que un blog en el que no haya lugar a comentarios cansa y se deja de leer al poco tiempo, pero tampoco pretendo ser leído...y mucho menos comentado.
Lo que quiero es escribir mis experiencias sobre mi adicción y sobre otras cosas que me pasan y tenerlo guardado en un sitio donde pueda acceder a ello cuando quiera y donde quiera, eso me basta. ¿y leer?, claro leer también, lo haré, hay algunos blogs que merecen la pena el pasarse unos minutos leyéndolos. Al resto que con su pan se lo coman.
A las personas que entienden lo que quiero decir escribiendo de esta forma tan mala, gracias. A los demás, a esos de los que he hablado despectivamente pues siento equivocarme, sé que ellos son los que tienen la razón, pero yo reivindico el estar equivocado y el escribir mal y el contar mis intimidades de cierta forma que no ofenda al que lo lee. Y ¡ya esta! Esto es lo que quería decir porque últimamente parece que he metido la pata en varias ocasiones y necesitaba reivindicarme y necesitaba decir esto. Decir que salvo honrosas excepciones no me gustan los blogs y mucho menos sus comentarios.