El Bautismo
La noche más corta del año cae en el 24 del mes de junio, en realidad la fecha exacta es el 21 de junio, pero celebremos el 24 ya que es esta noche, noche que se engalana con poderes místicos y sobrenaturales, el día más largo del año. La noche de San Juan Bautista. El sol, protagonista absoluto de esta fecha permanece en el cenit del trópico de cáncer, perpenticular al ecuador. El fuego purificador se hace presente en todos los rincones del reino humano, ayudemos al sol para que no desfallezca y siga dando vida durante el resto del año, encendamos las hogueras de nuestros espíritus que arda la confusión.
Estoy confuso, mis ojos no penetran la confusión que se ha puesto delante de ellos. No soy capaz de entender bien esas cosas que parece que todo el mundo entiende fácilmente, yo no puedo, parece que me cuesta.
Solsticio de verano, la "puerta de los hombres" de los antiguos griegos. Esta noche todo es posible, la puerta del inframundo se abre esta noche, el helecho y la higuera florecen esta noche, esta noche mágica de duendes y hadas y habitantes de otro mundo que se escapan de su mundo invisible y toman contacto con los humanos, esta noche la vida reverbera y vibra plena de magia y de gracias por la cosecha.
Es en esta noche en la que me he dado cuenta de que me muero, pierdo fuerza, mi adicción va minándome poco a poco y todo ello se representa en la lenta muerte de mis tejidos y células. No sé si puedo hacer algo, no me siento capaz de mirar de frente. Me doy cuenta de que voy perdiéndome entre el fragor de la vida, las voces cada vez se oyen más tenues y lejanas, el ruido de la actividad vital se amortigua entre las brumas de mi mente. Mi fuerza claudica y mi amor se marchita.
Esta noche especial me ha traído la intuición de mi fin. Esta noche corta de oscuridad me ha traído la intuición de mi equivocación, mientras absorbo el humo, mientras se llenan mis pulmones, alcanzo mayor seguridad en mi fracaso. Me gustaría saber que hacer... no, no solo es saber que debo dejar de fumar, no. Es algo más, es saber que hacer, es saber descifrar los jeroglíficos grabados en los pilares de mi corazón, no he hallado aún la piedra Roseta que los traduzca.
Mi hoguera está preparada para que salte sobre ella. Hace muchos años se saltaba tres veces o bien mediante una pértiga se salvaba el peligro, hasta el ganado pasaba entre las llamas purificadoras. En medio de las calles, en las cimas de las montañas, en los riachuelos y arroyos se disponen las hogueras, donde miro ahí veo una y yo no me atrevo a saltar.
El hombre es ingrato con sus semejantes, le cuesta tener compasión, le duele hacerse cargo de la incapacidad de sus semejantes, no entiende que su semejante es él mismo reflejado en el espejo de la existencia. Se humilla al débil, se tiraniza al inculto, se aprovecha del ignorante. Es tan antiguo este deporte que se ha llegado a pensar que la vida es así, está esta noche está para decirte que no es así, para que te asomes a esa puerta que se abre a la magia, a lo desconocido.
Oh! vida mía no te escapes, no te vayas sin darme la enésima oportunidad, Oh! vida permanece... ¿no oyes todos esos gritos de ánimo hacia mi?, no me dejes, no me dejes por lo menos aún no. Esta noche en la que los espíritus salen de paseo, en la que los fenómenos sobrenaturales tienen su sitio, esta noche llena de relámpagos y truenos, lluvia que apaga el fuego.
Equinoccio de verano, fiesta de la fertilidad qué paradoja coincidir con mi principio del fin. La unión del cielo y la tierra.
Pensaba escribir todo esto en mi diario, ese diario que nadie lee, pero al pensarlo por segunda vez abandoné esa idea y aquí lo escribo, me da vergüenza enseñar mis intimidades, hasta esto puede que lo haga mal. Pero no ha lugar para ánimos ni para desprecios, hoy no, hoy solo se lee en silencio.