Lugares abandonados
Elementos abandonados, lugares abandonados, rutinas abandonadas, personas abandonadas, cosas, objetos, sentimientos, emociones abandonadas. Todo al final se abandona, pase lo que pase no se sabe por qué, todo acaba abandonándose. Lo vemos, hay millones de ejemplos, nadie puede abstraerse a ese abandono que vemos el que no vemos, el que imaginamos, el que comprobamos. No importa, el abandono siempre llega. El principal, fundamental abandono es ; la Muerte, así con mayúscula, ese final de todo, el paradigma del abandono. Parece como si nos fuéramos entrenando, acostumbrándonos para ese último abandono mediante los pequeños y medianos, y puede que incluso grandes, abandonos durante toda nuestra vida. Toda la vida dejando cosas en el camino. Al principio todo parece que nos importa, todo lo guardamos, los amores, el primer amor, ese que nos acompaña durante muchos años. ¡Ahh ese primer amor!, como nos acordamos y como lo guardamos, como te acuerdas ¿eh? No importa, también se abandona. Todo sin excepción. Como las estrellas fugaces así somos, estrellas fugaces que vamos dejando una gran cola luminosa de abandonos, de “material” que se nos escapa por la cola. A todos nos parecen bonitas esas estrellas, pero poco a poco van deshaciéndose, dejando atrás todo lo que contenían, ¿al final?; nada. El abandono total.
Mi vida, qué cuidado tengo con ella, cómo la cuido, parezco un virtuoso orfebre tejiendo pequeñas obras de arte con hilos de oro, pequeñas piedras preciosas, maderitas nobles… Mi vida es mi obra de arte, pero voy abandonando cosas y cada vez más, puede que sea necesario, puede que sea así como debemos actuar. Ya sé que al final no voy a quedarme con nada, porque nada es mi herencia, porque nada soy en la auténtica y verdadera realidad, esa que no vemos y que nos dicen que está aquí con nosotros.
Aquí están estas fotos, testigos de cargo contra mi estupidez patológica. Soy capaz de hacerme tanto daño como ese que no deseamos ni a nuestro propio enemigo, soy capaz de tal autocrueldad que se nos escapa dándole de lleno a los que están a nuestro lado. Si pudiera darme cuenta de cómo sufren esas personas con tan mala suerte que les ha tocado estar cerca de mi, por su destino o por lo que fuese. Si pudiese lo más seguro es que vomitase.
El papel de plata con la gota de caballo, el turulo y … pues si, también el centro comercial donde se compra el papel de plata, en el poblao está este kiosko en donde por la ventana con reja que hay pides el “cacho” de papel de plata a 50 céntimos, la coca cola a un euro, el mechero si se te ha olvidado, también a un euro. Casi todo cuesta un euro o más. La vieja, la que sirve. El viejo el que echa la bronca cuando alguien se pasa. Escena olvidada, abandonada. También, la miro y quizás me dan náuseas, puede que ver la foto me revuelva el estómago, todavía, aún. Desazón, incomodidad, malestar, inquietud todavía y aún.
Qué pase el tiempo, por favor, qué pase.
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