Un mal día

Hay días malos, no en si mismos, los días ni son buenos ni son malos, soy yo. Yo estoy triste, hoy tengo ganas de llorar.


Creo que...llorar no es malo, ¿no?. A veces por pensamientos o situaciones que me pasan en la vida, pues me entran ganas de llorar, no de repente y sin más, no, es poco a poco. Me voy poniendo triste, esos pensamientos van llegando a la conciencia, los voy conociendo, y ellos me hacen buscar y rebuscar en el saco de mis sentimientos hasta que encuentro la tristeza y la coloco enzima de todo lo demás.

La tristeza es un sentimiento muy doloroso y me hace llorar. Cuando lloro estoy triste. Hoy es un mal día para mi. Cuando te acostumbras a estar con uno/a compañero/a y de la noche al día, en unas horas, te encuentras sin compañía, lloro.
Porque la soledad, siendo buena en si misma, es melancolía, y la melancolía me recuerda a la tristeza, y la tristeza hace que mis lágrimas se expongan a los demás. Doy salida, como un río, como un torrente, a mis lágrimas de tristeza.

Un mal día lo tiene cualquiera, un mal día es pasajero, un mal día es un suspiro, pero un mal día me hace llorar y no puedo poner una barrera a mi emoción que nace de lo más profundo dentro de mi corazón.

Para ser sincero, la heroina da muchos días de este tipo, la heroina tiene nombre femenino y como tal produce sentimientos propios de su condición (femenina). Pero este día malo que hoy tengo no viene de la mano de la heroina, es algo más, más íntimo, es residente del corazón, es vecino del amor.