OM TARE TUTARE TURE SOHA

viernes, 7 de abril de 2006

Confesiones

En la vida te pasan cosas curiosas, a veces piensas que debes escribirlas para algún día leerlas y recordarlas, la memoria es, a veces, bastante frágil y nos juega malas pasadas. A lo largo de la vida de una persona van pasando situaciones, cosas, que se parecen a las estaciones de ferrocarril. Sabemos que las estaciones de tren son de muchas y variadas formas, modernas, antiguas, solitarias, concurridas, grandes, pequeñas.....de muchas formas. La situaciones que nos plantea la vida son algo así, son como diferentes estaciones de ferrocarril, cada una con sus características, sus peculiaridades. Y todo ello tiene la capacidad de recordarse, pero muchas veces se olvida. Por lo tanto pensé que todas esas situaciones que se viven podrían escribirse, para recordarlas algún día gris, aburrido, triste o que debiera guardar cama por cualquier motivo.
Y empecé a escribir, no me acuerdo bien cuando fue, desde luego hace ya muchos años, muchos si, la verdad, me asústo pensar en cuantos. Escribía y escribo aún sobre esos sentimientos-emociones, recuerdos, cosas que te pasan. Escribía y escribo aún para reflejar estados de ánimo. Me sorprendo a mi mismo leyendo esas cosas en esos días tristes que he mencionado. Llega a ser una costumbre, que no importa cultivar y llegas a llevar contigo un pequeño cuadernillo y un lápiz o boli, a veces pluma, y así vas por la vida, viajando o haciendo cualquier cosa, que quedan reflejadas en esas páginas con cuadraditos pequeños, letras que pueden ser legibles o ilegibles, nerviosas o calmadas, artísticas o de carretero fumador. Historias, leyendas, pensamientos, incluso conversaciones, todas ellas quedan reflejadas en esos cuadernitos.
Cuando decidí escribir aquí, en Internet, no fue extraño para mi el hacerlo, no me sentí raro haciéndolo en la computadora, era algo que ya venía haciendo largo tiempo atrás y no lo extrañé. Empecé por la necesidad de contar una situación mía muy conflictiva, muy penosa, tremendamente culpabilizadora. Me dije, “Bien, escribiré toda esta basura a modo de catarsis, puede que saque algo en claro y me entienda, un poco, solo un poco” Y así fue como empecé a contar tristes historias, crudas realidades, pecados que me pesaban mucho. Es cierto que son muchas más cosas las que me han ocurrido de las que he reflejado aquí, a veces, más fuertes y crudas aún. Al fin y al cabo lo reflejado en este diario son historias light, me da vergüenza contar algunas que parecieran que son inventadas o increíbles, aunque verdaderas lo son, vaya si lo son.
Ser un Jonky tiene su peligro, puedes palmarla antes o después, pero tienes muchas papeletas para morir. Como esto yo lo sabía y lo había visto y vivido en innumerables ocasiones, decidí hacer algo. Lo que se me ocurrió fue dejar de ser jonky, vamos, dejar de meterme heroína en los pulmones. Aparte de que es muy caro y me he arruinado en varias ocasiones, ya digo, para la salud es totalmente cancerígeno y radiactivo. Luego aquí empecé mi historia, en los últimos coletazos de mi biografia de jonky y en los primeros de la de exjonky, pero....... pero es tremendamente difícil dejar de serlo. En algunos escritos de este blog lo he dejado plasmado, lo increíblemente duro y difícil que es dejar de ser jonky. Algo he conseguido, si, desde luego, pero del todo no ha sido posible. Ciertamente es duro confesarlo, pero no soy una persona normal totalmente, aún.
Esto viene a que esas historias que me han ocurrido y que he dejado escritas aquí, ya no quiero que me sigan ocurriendo, ni contarlo, por eso digo que algo he logrado y ha sido separarme de toda esa sordidez de la vida y de las cúitas de un jonky. Ahora son otras las historias, ahora son mis intentos desesperados de olvidarme de tomar heroína a todas horas y esas historias son aburridas y están llenas de reflexiones pseudofilosóficas, que yo sé que son aburridas, hasta para mi lo son. Ahora es una lucha contra mi mismo, contra mi falta de voluntad, contra mi deseo insaciable. Y todo esto me cuesta un Potosí, me cuesta mucho y siempre ando tratando de buscar sustento racional o filosófico a estos intentos. Si, mis historias, ahora, son de otra clase, de otra forma, es por este cambio que he experimentado desde que me propuse dejar la heroína. Después de mi desintoxicación, que me costo media vida, ahora ando metido en una lucha sorda contra mis ganas y mis deseos. Batalla tras batalla, día tras día, ando perdiéndolas. No gano ni una, hasta ahora. No sé que será mañana, trato de que sea diferente, pero cada batalla me debilita y cada vez me encuentro más flojo y más lejos de esa meta, que se me antoja inalcanzable. Pero no, no creo que me rinda, por lo menos hasta que no tenga claro lo que se debe hacer en esta vida, para no sufrir tanto.

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