OM TARE TUTARE TURE SOHA

jueves, 16 de noviembre de 2006

Otro chico cualquiera

Pues no, evidentemente no es un buen momento para mi. Muchos dicen, yo lo he oído decir, que la fe es algo despreciable, algo con lo que se puede vivir sin tener relación con ella. Desprecian a la fe, un concepto que no se comprende, más que eso lo que ocurre es que no se entiende o simplemente no se sabe lo que es. La fe es un puntal de nuestra razón y se quiera o no todos tenemos fe en algo. Muchos lo niegan, pero porque no saben lo que es la fe.
No es que yo no tenga fe, es que la he perdido en una curva de mi vida. Y quizás no sea eso sino que puede que por mi actual actitud ante la vida se haya ocultado entre mis neuronas. La fe siempre mantiene la alegría de vivir. La fe adorna al intelecto y lo aumenta de valor. La fe es el pan y el vino de la acción. La fe es un abrigo para noches desesperadas. La fe son las flores del desierto. Mueve montañas, nunca mejor dicho. Y hace mejor al hombre.
Pues bien, yo no encuentro mi fe, no me he molestado en buscarla solo sé que no está conmigo y eso me hace sufrir tanto que...

Todo en mi vida parece que va sobre ruedas, mi situación económica nunca ha sido tan majestuosa y tan libre de preocupaciones. Los números de mi cuenta corriente son de seis cifras. Mi deseo hacia los demás nunca ha estado tan claro y lleno de buenas intenciones. Incluso mi exnovia parece que me mira como antes. Todo lo que me rodea parece salido del premio gordo de la lotería de navidad (que es en la que más se gana). Y por el contrario siento que me inclino hacia el precipicio sin nada a que agarrarme, justo un momento antes de la desgracia. Es algo así como cuando observas desde una habitación caliente y con un gran ventanal la ventisca y el furor del mal tiempo exterior. Todo está bien a mi alrededor pero existe un bien palpable peligro al acecho.
¿Cómo he llegado a esta situación? creo que la respuesta es por, a causa, de mi ignorancia y mi ausencia de voluntad. He ido desandando todo lo logrado con esfuerzo y dolor, sabiéndolo, si, pero cual robot sin conciencia, con la mirada fija en el horizonte, como un "rambo" cualquiera sin inteligencia, sin sentir las piernas, zombi, y con falsa determinación.

Hasta aquí he llegado, hasta mi total ausencia de alegría por vivir. Mi sentimiento de culpabilidad es tan poderoso que no paro de llorar dolorosamente. No hay consuelo posible, ni merecido. No hay una mano que me suba, ni soy digno de ella, no, no os molestéis. Si, aquí estoy, en este lugar tan desconsolado, en este lugar tan árido de sentimientos de amor hacia las cosas. He estado callado porque no hacia más que sorprenderme de mi estupidez tan inconsciente. ¿cómo es posible escribir en un lugar donde no llega la luz?, pues bien hasta aquí ha llegado este esfuerzo en poner letra sobre letra en crear frases con sentido. Ya no hay más fuerzas para continuar, hasta aquí he llegado por hoy. Hasta pronto, Dios lo quiera (frase hecha que significa "hasta que me salga de los cojones romper mis cadenas").

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