El paso siguiente
Cuando abrí este diario electrónico, este blog, nunca pensé que pudiera leer mis escritos alguien, de hecho así lo digo en mi primer post. Nunca me importó demasiado ese hecho, ¿por qué iba a importarme el tener “audiencia”? pensándolo bien ¿por qué iba a buscar una cosa así? Que alguien leyese mis post, formados por anécdotas, pequeñas historias contadas, la mayoría, en primera persona, hechos que me ocurrían en mi estúpido quehacer diario de tomar heroína.
De hecho ya es suficientemente absurdo y descerebrado el mantener una adicción tan cara en el aspecto económico y en el de la salud, como además intentar exponerlo a otros. Hacer que personas desconocidas (menos mal) leyeran mis vergonzantes maneras de lograr, fumar y padecer la heroína.
Por otro lado parecería honrado enseñar mis vergüenzas para de alguna manera avisar a personas que estuvieran en alguna especie de limbo ignorante e incluso con predisposición a cometer estupideces del calibre de las que yo mostraba, y de esta forma pretender que se encendiera alguna lucecilla en el cerebro de dichas personas que evitase que se despeñasen por ese escarpado precipicio que es la droga. Puede ser que sirviese de algo (más bien lo dudo), siempre tenemos una especie de rara esperanza en que los buenos actos sean los ganadores.
Cabe también el hecho, llamado en psiquiatría “catarsis”, de que escribiendo los sórdidos aspectos de mi vida cotidiana, al releerlos, me diera cuenta de que me estaba arruinando y, peor aún, matándome. ¡Qué iluso! ¿verdad?.
¿Acaso alguien saca beneficio y evita males mayores observándose y no tropezando dos veces en la misma piedra?. Si ya sé, la esperanza es lo último que se pierde.
Pero la verdad es que no ha servido esto último. No he aprendido de mi mismo, tampoco creo que alguien haya hecho que mis escritos le sirviesen de algo.
La lucha continua. Cada día que empieza es otro día más en el que mi sentimiento de culpabilidad me corroe el alma. Cada mañana en la que el sol aparece por Oriente es otra mañana en la que mi dolor al ver mi fracaso me muerde en lo más profundo de mi corazón. A veces es algo tan doloroso que no paro de llorar en soledad, hasta mi garganta se resiente y mis ojos se hinchan. Es esa lucha continua y diaria es la que me mantiene con algo de lucidez. Y cierto, es la esperanza a verme algún día libre de mis cadenas la que hace que me levante cada mañana y me vuelva a acostar cada noche.
Pues bien, todo esto lo escribo porque en mi profunda depresión en la que vivo y medro me regala momentos de esperanza. Que me dicen que cansado ya de tanta sordidez y locura puedo ser capaz de abandonar un hábito que me ha seguido durante estos últimos años. Agotado y con las fuerzas casi extinguidas parece que ya todo da igual y que si dejase de tomar heroína no iba a padecer mayor dolor del que padezco tomándola. Porque así es, he llegado a una situación en la que estoy mal tomando heroína y no tomándola. Así de absurda y paradójica es mi vida y situación. He comprobado que durante tres o cuatro días en los que permanezco sin tomar heroína y evitando el mono con metadona, mi situación sigue siendo muy parecida. Por lo tanto ¿por qué no lo hago y dejo la heroína?.
Me cuesta mucho escribir últimamente, me cuesta expresar mis sentimientos, plasmarlos en papel. Es por ello por lo que pienso que si tanto me cuesta contar y volver a contar mi mundo de heroinómano pues por qué no lo dejo ya de una vez y escribo el último post diciendo “si muchachos, si, dejé la heroína, no tengo más que contar, se acabo toda esta basura”.
Sueño a veces con esto. Me sorprendo pensando que algún día pueda hacerlo. Me gusta pensar esto.
Me he creado una especie de dependencia entre mi adicción y este blog, que sé que algunas personas leen. Personas que por un motivo u otro desean que escriba ese último post. Se alegrarán. Eso me da cosquillas en el corazón. Por eso sigo escribiendo de vez en cuando y poniendo en esta hoja en blanco las cuitas del personaje heroinómano en el que me convertí hace ya mucho tiempo. ¿No ves? Decir esto ha sido una puñalada directa a mi corazón, y si, claro que la he sentido. Sé que ahora mismo estoy sangrando interiormente, sé que lloro aunque tenga secos mis ojos, sé que mi nombre es tristeza a pesar de que todos me llaman Jody. En definitiva sé cual debe ser mi siguiente paso, ¿Cuándo lo daré?
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