OM TARE TUTARE TURE SOHA

jueves, 24 de noviembre de 2005

La Propiedad


Cuando era niño, si, claro que me acuerdo, cuando era niño no dudaba del certificado de propiedad que tenía sobre las personas.
De pequeño veía a los demás como objetos de mi propiedad. Mis amigos, mejor dicho "mi amigo", siempre he sido amigo intimo de un solo amigo, aunque después con los años amplié el número de personas que consideraba amigos.

Pues bien como decía, con 5 años la persona con la que iba a explorar el mundo la consideraba mia.
No había duda, fulanito estaba a mi disposición, a mi criterio y a mi capricho. No había lugar a otro pensamiento. Tenía mi pistola de madera y tenía a mi amigo, era la Arcádia feliz, era la infancia. No existían dudas existenciales, todo era fijo y absoluto.

Y, casi de repente me desperté, dándome cuenta de que no, no existía la propiedad sobre las personas. Todas ellas iban dejándome en la cuneta.
La novia, el amigo a la mili, el compañero de clase a otro colegio, el amigo del barrio desaparecia tras las faldas de una chica, la chica que me gustaba se hacia mayor y desaparecia de mi vista....todas esas personas que rondaban a mi alrrededor, en un instante, ya no estaban, no erán mias.

Qué descubrimiento!!, qué perplejidad!!. Las personas no pertenecen a nadie, son autónomas, no necesitan ser propiedad de nadie para existir. A partir de este descubrimiento mi dolor interno, nacido en las catacumbas del alma, no ha dejado de insistir. A todas las personas que he querido, que he amado, siempre han acabado por desaparecer de mi lado, ¿cómo es posible?

Ahora, desde mi soledad, desde mi introspección, veo el mundo con ojos tristes, al saber que no dispongo de todos esos seres humanos que me gustan a los que amo y quiero. Son independientes. Sus intereses no tienen por que coincidir con los mios.

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