OM TARE TUTARE TURE SOHA

martes, 10 de enero de 2006

Otra historia

Hace ya tiempo tenía un amigo, como no, Jonky total, era mayor que yo y tenia un garito donde se podía, en un escenario cutre, tocar música. El escenario era como el cajón de los ganadores en los juegos olímpicos, donde te dan las medallas. Increíblemente cabían dos enormes bafles de la marca “Marshall”. Y de aquí le salía el mote a mi amigo, era el famoso Manolo “Marshall”.

Manolo “Marshall” abastecía de heroína a una parte nada desdeñable de la zona alta de Madrid. Su garito era una cita obligada de personajes de todo tipo, aunque predominasen los “crápulas”, “perdidos de la mano de dios” o los “arrastrados de la vida”. El bar, por el que se accedía mediante unas escaleras ¡¡qué bajaban!!, siempre me llamó la atención ese hecho. Se supone que las escaleras van hacía arriba, no sé porque, pero eso supongo yo. Aquí no, bajaban, con lo que le daba, aún más, un ambiente de cueva siniestra. Decorado con luces de colores y cortinas de terciopelo oscuro, el conjunto final daba una sensación de lugar “demodé”, “Kischt” o yo que sé. Parecía un cabaret en el Berlín de los años treintaimuchos.

Aquí me pasaba muchas tardes y sus noches. En la parte de la barra y después de pasar por unas mesas bajas con asientos tipo reposapiés se llegaba a una zona de escusados. Ahí dentro es donde se ponían las “rayas” más largas de todo Madrid en aquella época.
En aquella época de vino y rosas, la heroína no era marrón, era blanca, como la coca. Una pequeña raya de eso y después de pasarte como una hora vomitando, el colocon te duraba unos dos días.

En este antro de mala muerte y gracias a las relaciones públicas de Manolo “Marshall”, conocido y famoso jonky, no solo en Madrid sino en buena parte de Europa, Turquía y Sudamérica, llegó a tocar, Robert Fripp, Camaron, Paco de Lucia, el cantante de “Greatful Dead”, alguno de los siniestros tipos de Joy División con Ian Curtis a la cabeza, tipo raro donde los haya pero sobre todo un tipo especial con ojos transparentes y, posteriormente, de New Order.......muchos de los componentes de los grupos “heavy-siniestros” del momento.....y muchos, muchos más y muy, muy conocidos.
Era gente que venía a Madrid de paso, no venía a tocar un concierto, no, venía de paso. Claro venir de paso a Madrid en aquella época era ir al “Hongo” que así se llamaba el sitio. Ni que decir tiene que toda esa movida madrileña de aquellos años fichaba por este sitio, tocar no, solo tocaban los grandes, no los aprendices, claro los grupos de la movida eran como los hermanos pequeños y coñazos de todos estos.
Pues bien, esas noches y tardes, la heroína circulaba como los sacos de harina en Medina del Campo. El que no se ponía era o porque no tenía nariz o porque no estaba.

Claro, siempre pasaba algo, siempre ocurría algo que nos dejaba a todos acojonados, temblando y dando gracias a Dios de que siguiéramos contándolo.
Una noche, estando yo con mi amigo Alex se nos acercaron tres estúpidos con pinta de estúpidos. Con la mandíbula tiesa, rígida y los ojos con “nistagmus” es decir de izquierda a derecha y vuelta, a la velocidad de la luz......y, “aquí hay colillas, aquí han fumado” que diría el inspector Colombo. De coca hasta las cejas. Y estos estúpidos tan pesados como cualquier otro estúpido se dedicaban a ir buscando y pidiendo algo de heroína por todo el local, hasta que llegaron a donde estábamos nosotros, mi amigo Alex, unas amigas de Granada y yo.

Las amigas de Granada, no es que fueran amigas, es que eran “camellas”, acababan de llegar del sur (lugar indeterminado para recalcar que se venía de hacer un bisnes), la heroína les salía por el bajo de los pantalones, como cuando sales de un arenal o de la playa. Los estúpidos pidieron, vamos compraron heroína, las de Granada encantadas de entrar con tan buen píe en Madrid y Alex y yo...de pardillos.
La cosa es que compraron dos o tres gramos y se fueron, nosotros nos tomamos unas copas, nos “pusimos” un poco y más tarde, después de oír buena música, nos marchamos.


Pues fíjate tú que al tercer día, creo, o al segundo, sale una noticia en el ABC, sección de sucesos, que decía lo típico de entonces;
“Se encuentra drogadicto tirado en el cuarto de baño de su casa, muerto, aún tenía la aguja clavada en la vena de su brazo”.
Mentira podrida, nunca se encontraba a nadie en ese estado y si hubo alguna ocasión, solo fue esa, una. Y de ahí todos los periodistas copiaron la escena, supongo que molaría.

Evidentemente era uno de los estúpidos, la había cagado. Después supimos que esa noche se había metido 3 gramos de coca y como estaba muy nervioso y excitado, pensó, nada mejor, que tomar un poco de heroína para “bajar”. Lo que yo decía un estúpido integral, eso nunca se puede hacer, ¿Qué por que? Pues porque te pasa lo que le paso a este maromo, que te mueres, así sin más, te vas sin despedirte.
Manolo “Marshall” que era un “dealer”, que estaba en todos los “fregaos”, al tanto de todo, nos avisó de que andaban buscando a la gente que le había vendido la heroína al muerto. Manolo era el que había puesto en contacto a ese chaval con las de Granada, para algo era amigo de las de Granada y de los estúpidos y además, dueño del local.
Así que nos aviso a Alex y a mi, porque las de Granada habían ahuecado el ala hacía ya más de 24 horas.

¿Quién pagaría el pato?, ¿A quién cogería la “estupa”? (“estupa” brigada contra el comercio de Estuprefacientes)...no sé, allí los pardillos aparte de Alex era yo, por lo tanto..................continuará!

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