Mi mente
A qué puede deberse que haya días en los que tenga ganas y fuerzas para empezar algo y sin embargo otros empiece a llorar y no pare en todo el día. No comprendo como puede funcionar el estado de ánimo. Pequeñas cosas que se me pasan por la cabeza, algo que veo, una frase que me dicen o quizás que oigo, algo que leo, un recuerdo....algo, cualquier cosa puede disparar mi estado de ánimo haciendo que salte de alegría, que piense que soy el más feliz de la tierra, que no hay nada que pueda parar mi ímpetu desbordado y...otras veces esas mismas pequeñas cosas que ocurren hacen que mi espíritu se hunda en el más profundo estado melancólico, en una tristeza oscura, que me inunde de lágrimas que queman mis mejillas, que me sienta el más infeliz de la galaxia...
Qué raro mecanismo sirve para una cosa u otra, pero ¿de qué depende? ¿qué hace que sienta un estado de ánimo tan antagónico ahora si y después no?. Mi vida es un continuo subir y bajar, una montaña rusa, un ascensor. Entro en el ascensor y sin pensar aprieto un botón, puede que sea de subida y puede que sea de bajada. Mi ánimo es elástico como una goma. Sufro esas veces que veo que no hay salida para las cosas que me propuse en tardes aburridas, que pensé hacer con ilusión. Río y me ilusiono en esas ocasiones en las que veo que es posible cumplir los deseos prometidos, las esperanzas deseadas pensadas en noches felices y ociosas.
Camino por un paisaje montañoso, subiendo con esfuerzo, bajando con alegría. No es un camino lineal, plano, no es un paseo fácil. Si, me doy cuenta del paisaje abrupto, no me gusta, no. No elegí pasear por aquí, mi consuelo es que tampoco elegí muchas de las otras cosas de la vida.
Me dicen que así es la vida y pienso si será verdad que así es la vida. Por lo general quien me lo dice no me merece mucha confianza, veo a esas personas tan seguras de si mismas diciéndome que así es la vida y las veo ciegas, con una venda en los ojos, las veo tropezar con todas las esquinas y ellas, convencidas, hablan de lo bello de la vida y de que hay que ir con los ojos bien abiertos, ¿si?, ¿es que tu te has visto? ¿te das cuenta de tu venda en los ojos?.
Mis fracasos me rasgan el alma, arañan mi espíritu, haciendo que sangre melancolía y desesperanza. Mis éxitos curan pasados contratiempos y alimentan mi esperanza de futura felicidad....¡¡son tan pocos!! pero así funcionan. Aunque no sé que los pone en funcionamiento, no sé que hace que mi ánimo este predispuesto o este dormido. No sé que es lo que origina mis ratos de alegría, mis ratos de desesperanza. A veces pensando en todo esto, de repente, me veo paralizado, petrificado, como una estatua, mirando al infinito, me veo como dibujado en el tiempo, mi mente no encuentra nada en que entretenerse, solo piensa en cual es el funcionamiento de mis frustraciones o de mis alegrías, como funcionan, que las pone en marcha, a que se deben, cuales son las circunstancias que inician unas y otras....tantas preguntas, tantas incógnitas.
No sé como funciona mi mente, no sé que alimento debo darle para que este alegre o este triste. No sé nada sobre mi mente ni su funcionamiento. Tantos años viviendo y sin embargo aún no sé como tengo que hacer para evitar mis frustraciones y para dar rienda suelta a mis alegrías. Tanto tiempo malgastado, tanto ocio. Estoy triste, si, ahora estoy triste porque pienso en esto y todo mi ser se entristece, no sé que hacer, ¿cómo paro toda esta cascada de lágrimas que salen de mis ojos?.
¿Como puedo conocer a mi mente? Trato de hacerme amigo de mi mente, pero es escurridiza, no se deja aprehender, no es fácil estar cara a cara con ella. No, no es fácil. ¡¡Qué impotencia!!. Hoy son de esos días en los que se cubren con un velo de tristeza que no se sabe bien porque aparece de repente, oscureciendo mi existencia y haciéndola gris, llena de nubes. Sin una razón aparente, hoy me hago esas preguntas con las que comencé a escribir.
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