OM TARE TUTARE TURE SOHA

martes, 14 de febrero de 2006

Otra cosa

Una princesa, una elfo de la RED, un duende de la blogo-esfera. Si, un personaje de cuento, se ha fijado en mi- ¿cómo ha podido pasar?- no sé, son esas cosas inexplicables que ocurren en la vida, la vida está llena de cosas de este tipo, solo hay que abrir la mente y nos damos cuenta del material ilusorio del que esta formada la estructura de la vida.
Todo es efímero, todo es impermanente, nada dura hasta el infinito, esta es la característica de la vida, no se puede aprehender, coger, asir, es como el agua que se coge con las manos, se escapa entre los dedos por muy apretados que queramos tenerlos.

Pues bien, este personaje pasando el testigo de una de esas ocurrencias que nacen y mueren en el mundo de los blogs, me ha pedido que escriba un párrafo de algún libro que me haya gustado, que haya leído.
Qué empresa tan difícil, cuantos párrafos habrán sido subrayados, cuantos libros leídos, cuantas lágrimas derramadas entre sus páginas, cuantas risas oídas al leerlos, qué empresa tan difícil mi pequeña princesa.

¿cómo hacerlo, cuál elegir?, no, no me romperé la cabeza, haré lo siguiente, escribiré algo sobre el último libro que he releído, un libro que he leído algunas veces, no menos de dos pero no más de cinco, este libro lo acabé hace dos días, de él sacaré este párrafo.

“la memoria solo graba lo que la quema: ¿el qué?
El instante
Adolescencia……a medianoche, en nochebuena. Escapé de mi casa dormida para reunirme con una mujer ocho años mayor que yo. Voy en bicicleta por caminos de tierra petrificados por el hielo. Tal vez estemos a quince grados bajo cero. El aire gélido es tan duro como la hoja de un cuchillo. Los cipreses me acompañan. Pedaleo en el silencioso delirio de las constelaciones que estallan en la negrura del cielo puro. Ella me juró escaparse de la granja donde unos amigos la han invitado. Dejo mi bici apoyada contra un seto. Espero. Espío las luces que se filtran a través de los postigos cerrados. Cada dilatación de mis pulmones termina en un chorro de vapor que brota de mis labios y de las ventanas de la nariz. Aquí está. La puerta solo se ha entreabierto un fragmento de segundo, dejando oír el rumor de las canciones y dibujando la franja luminosa en la que se destaca su silueta. De nuevo el silencio y la negrura. Ha dado unos pasos. Me busca. Silbo quedamente. Se dirige hacía mi. Nos abrazamos de píe, mirando las estrellas hasta que nuestras manos están tan heladas como la noche. La llevo hasta un apartado en el que se acumulan montones de paja cuyas brazadas siembran el suelo. La dos nubecillas de vapor que se escapan de nuestras bocas rozándose no son más que una.
Por entre el espesor de mis ropas ella introduce sus dedos de metal frío hasta mi pecho. Aventurándose a repetir el mismo gesto, los míos exploran su vientre. Más abajo aún, aparto suavemente el frágil tejido que protege el lugar donde el cuerpo de una mujer es más suave que la parte inferior del ala de una paloma. Con los ojos abiertos de par en par, contemplo con incredulidad sus ojos que me miran: entumecida por este sudario de frío, mi mano acaba de penetrar en un horno.”


Este párrafo pertenece a un libro del escritor Pierre Rey, francés, autor de varios Best seller, el título del libro es "Una temporada con Lacan". Lacan, psicoanalista con cátedra en la Universidad de Vincennes, Paris. El más famoso de los psicoanalistas posteriores a Freud, seguidor y reformador de su obra. Se ha convertido en un referente mundialmente conocido.
Pierre Rey en una crisis existencial conoció por medio de un amigo a
Jacques Lacan y permaneció con él, haciendo psicoanálisis durante 10 años. De su relación trata este libro, lo recomiendo, se lee de un tirón, necesita relectura ya que no se entiende solo con leerlo una sola vez. Se lo aconsejo a todo el mundo. La editorial es seix y barral. ISBN:84-322-4645-X.


Pierre Rey tuvo que hacer malabarismos para pagar las consultas de Lacan. No tenía ni un duro aún así Lacan le exigía que le pagase, Pierre Rey se las ingeniaba para conseguir el dinero todos los días, diariamente.
Tuvo que comprometerse a escribir un libro, que después se convirtió en un Best Seller para poder pagarle. Pierre Rey lo explica de la siguiente forma;
“Cuando se publicó el libro, le regalé un ejemplar: “A Jacques Lacan, que me ha devuelto el uso de los ojos y la posibilidad de las palabras”
Teniendo en cuenta todo lo que le debía, era una dedicatoria más bien sosa.
En realidad, yo estaba apenas a medio camino y ya me había dado algo que no tenía precio: gracias a él había aprendido a odiar.
O, si se prefiere, su corolario invertido, a amar.
No porque antes no hubiese sentido nunca ni una cosa ni otra, sino porque en aquella época me hubiera parecido indecente, y sobre todo menos heroico, no dominar su manifestación.”

¡¡Es genial!!, ¿no?

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