Mi Libertad es mi Ruina
Aquí termino, porque ya no puedo más, una serie de escritos, este es uno de ellos, de hace días, en los que me pregunto por la naturaleza del hábito y de las acciones que se hacen y que consideramos tan propias de nosotros mismos y que ni nos las cuestionamos. Pero cuando te paras y piensas y ves que esos actos producen consecuencias tan nefastas, no hay más remedio que extrañarse y preguntarse ¿por qué?, ¿qué existe oculto, tan poderoso, que cierra cualquier esperanza de cambio?. Esto, en mi, ha llegado a ser el motivo de mis más amargas derrotas y de mi hundimiento (“Untergarten”) moral y psicológico, de mi adicción a la heroína y, actualmente, de mi lucha constante y sin cuartel por alcanzar “la normalidad”. Léase que “mis actos” es “mi adicción”.
Yo tengo mis manías, tengo una serie de rutinas que son muy difíciles de quitarme, y lucho contra ellas, desde luego, hago todo lo que yo creo posible por anularlas, por eliminarlas, por destruirlas, por desterrarlas de mi. No es posible, no puedo por más que quiero, son actos realizados días tras día, acciones semiinconscientes que vengo haciendo sin saber exactamente desde cuando, porque no recuerdo cuando empecé a hacerlas, se han ido alojando en mi poco a poco. A veces me extraño, me sorprendo viéndome hacer cosas que ni de lejos me gustan. Me veo a mi mismo extrañado preguntándome cómo es posible ver lo que hago, aún teniendo muy presente que son actos, acciones que daría un brazo por no hacerlas. Pero ¡¡que cojones!! son cosas que me pertenecen y están fijadas a mi como mis pecas o como el número de píe que calzo, malas, si, odiosas, también, pero mías e imposible eliminarlas. No, bueno, imposible no, pero tan difíciles que no sé como hacerlo, solo me queda la rabia y llorar amargamente, desesperado, viendo que no puedo con ellas, el derecho al pataleo, siempre me doy cuenta de ellas una vez realizadas cuando el tiempo ha pasado, siempre me doy cuenta de que he perdido el tren cuando ha pasado, antes imposible. ¿Por qué? Sigo preguntándome, una y otra vez. Es tan doloroso tan desesperante, tan humillante, que me hace daño físico el reconocerlas una y otra vez impresas en mi. Esto, que ya es malo de por sí, no es lo peor, no es lo absurdo e incomprensible, no es lo que me deja perplejo y agotado emocionalmente. No. Lo peor, lo inmensamente peor y rotundamente destructivo es que afecta a los que me rodean. Es que incide en las personas cercanas, y son esas las que precisamente las que me quieren, las cercanas, las que me aman, las incondicionales.
Un día y otro y otro más, día tras día me veo haciendo actos que intrínsicamente no solo son reprobables sino que me vienen y me sientan mal. Me veo como cuando me reflejo a mi mismo en un espejo, extraño a mi persona, ¿es otro? Pienso, no, soy yo pero no soy yo, es mi reflejo, no yo, pero soy yo, al fin y al cabo yo y mi reflejo es lo mismo, ¿no?. Y soy yo, aunque quiera no serlo, aunque piense que es mi reflejo, soy “yo”. Hago planes para eliminar esos actos, me paso horas con los codos en la mesa de trabajo, pensando como eliminarlos. Y voy en el coche y pienso, y voy en el autobús y pienso, y en un rato libre en mi trabajo y pienso, y estoy en la cama antes de dormir y pienso, y estoy tomándome una copa en una fiesta y pienso, y estoy con mi amigo o mi amiga hablando y pienso, y pienso, y pienso...y no encuentro salida, y no hallo solución y...uuff! no puedo más!!, en serio.
Lo peor es lo que noto en los demás, en sus caras veo la decepción causada por mis actos. Es poderosa la fuerza con la que mis actos están fijados en mi personalidad.
Las personas que quiero me miran con ojos redondos y grandes, me observan alucinadas, me ven envuelto en mi lucha particular y piensan; "joder, ¿cómo puede ser así, cómo puede hacer esto?...es tan absurdo" . Las personas queridas, adoradas por mi, necesarias para mi estabilidad , esas personas son los objetos a los que se dirige el daño creado por mis actos, no, no pueden ser otras, ya podrían ser mis enemigos por ejemplo, pero no. Son siempre las personas queridas, importantes en mi vida. Es tan patético...
Como una hormiguita voy haciendo galería tras galería, minando, ahuecando el cariño y el amor, como un pájaro carpintero va creando un agujero en el poderoso tronco de la amistad y lentamente se va deshaciendo ese lazo de amor y amistad creado entre las personas amadas y yo. Me doy cuenta, claro que me doy cuenta, soy tremendamente consciente de mi labor destructiva. Pero parece que debe haber alguna fuerza que aún no controlo o no conozco que me impide arreglar esto. Cada día que pasa es un grado más de desesperación para mi, un paso más hacia el filo del barranco en donde coloco a esas personas necesarias en mi vida. Como alguien que ve una tormenta acercarse y no le da tiempo a recoger la ropa que se está secando en el patio, no me da tiempo a parar ese alejamiento que se produce en las personas amadas. Lentamente, día tras día, instante tras instante, la distancia se agranda, el borde del precipicio se empequeñece.... y llega el ocaso, llega el día en el que esperas que te visite tu entrañable amigo, llega el día en el que esperas la visita de tu amado hijo, llega el día en el que esperas la visita de tu deseada novia (o novio)...y no llega, miras el reloj, pero no llega, no viene, no está contigo y ....oh! soledad, desierto de amor, raíces secas de cariño, esta es mi cosecha, esto es lo que recojo después de la siembra.
Este soy yo, triste figura que siempre pensé que estaba por encima de ciertos actos y de que nunca llegaría sentir desesperación por mis actos, ya que siempre pensé que era libre, libre de hacer lo que me viniera en gana. Pensaba que estaba algo por encima de los demás. Este soy yo, desecho de la naturaleza que pensó que alcanzaría las cumbres de la fama sin más armas que mi libre albedrío y mi libertad de hacer. Este soy yo, pena encarnada, desgarro hecho realidad, donde había praderas fértiles hay, ahora, charcas malolientes preñadas de actos absurdos, no eliminados a tiempo. Ya es tarde y no hay lugar para lamentaciones, pasó el tiempo y no hay lugar para las lágrimas, lágrimas que pudieron ser legítimas en su momento, ahora ya no son oportunas, ya no hay nada que hacer, es tarde, perdí el tren.
Ahora descansa ya en soledad, descansa ya abandonado. Solo hay una esperanza; la próxima vez.....¿si? ¿piensas que así será? ¿crees que la hay?, ¿qué habrá una próxima vez?, ¿en otra vida quizás?, ¿te acordarás y tendrás presente que el egoísmo te lleva a la ruina moral, a alejarse el amor de ti?, recuerda Jody, no lo olvides, el egoísmo de tus actos es la soledad de tu presente. Ahora ya nada puede consolarte, ahora ya nada puedes hacer, puedes llorar amargamente, puedes compadecerte de ti mismo. Enseña a los demás tu ruina de amor, quizás ellos sepan parar a tiempo esos actos propios, muy de cada uno, que solo traen desgracia para los demás, aunque uno piense que son parte de mi personalidad, enseña que no es así, muestra tu ruina en soledad, muestra tu hiriente soledad, muestra como se han ido alejando de ti las personas que llenaban tu vida de cariño y amor, muestra tu incapacidad de reconocer tu egoísmo, di que la vida está en los otros, está en las personas que te quieren, que la vida es dar y no pedir, que la vida te corresponde según sepas conservar a tus amores, según sepas guardar todo el amor que te rodea y que te niegas a ver porque piensas que eres libre y puedes hacer lo que te venga en gana, enseña que no es así.
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