OM TARE TUTARE TURE SOHA

lunes, 24 de abril de 2006

Almaciga I

En una ocasión, hace años, estuve a punto de morir, me faltó el canto de un duro, el pelo de un calvo, estuve a milímetros de pasar al “estado intermedio”. Lo recuerdo con una mezcla de pánico, asombro, sorpresa y satisfacción, precisamente por poder recordarlo es por lo que son tan intensos esos sentimientos que digo. La anécdota tuvo lugar en la isla de Tenerife, en el norte de la isla en una, quizás la única, playa de blanca arena y más espectacular de la isla.
Todo lo que esta tocado con el don de la belleza se impregna de “algo” que lo hace peligroso, no sé a què pueda ser debido, no sé porque es así, solo se que es así.
Y esta playa es la más bella de Tenerife y por ello una de las más peligrosas. Colocada en un extremo de ese barco anclado al fondo marino que permanece en el medio del océano Atlántico que es la isla de Tenerife, es coqueta, mediana de tamaño, en días ventosos con olas medio-grandes para practicar el surf, soleada, preñada de grandes rocas que forman espacios reservados con piscina propia, es un encanto de lugar, solitario y de difícil acceso, pero no por ello frecuentada, puede que más por lugareños que por la masa turística, aún así y todo va gente pero no agobia y su nombre es "Almaciga"
Ocurrió en julio, yo trabajaba en Tenerife, fui con mi familia de entonces y unos amigos del trabajo, tal era el día de sol y brillantez que pronto nos bañamos y jugamos dentro del agua entre las olas a la pelota, uno, dos … varios lanzamientos y la fuerza de la mar, el rompiente de las olas y el ejercicio nos canso prematuramente, decidimos volver a la orilla y empezamos a nadar ...pero después de varias brazadas nos veíamos en el mismo lugar, repetimos la jugada varias veces y varias veces seguíamos en el mismo lugar. Mi amigo me pedía ayuda, me pedía que le cogiera la mano y le ayudara, yo, por entonces ya me había dado cuenta de que el cansancio y la lucha estéril contra la resaca nos había colocado en una situación comprometida, hice un intento de arrastrar a mi amigo, pero el coger su mano solo fue un saludo y no una ayuda. ¿Cuánto paso dos, tres minutos? No sé, en ese tiempo los pensamientos en mi cabeza iban y venían tan rápido que me sorprendía mi capacidad de análisis, me extrañaba de poder pensar tantas cosas en tan poco tiempo … entre ellas, el futuro inmediato, que era muy comprometido, no se me quitaba de la cabeza que esa situación desembocaría en ahogarnos los dos, se me empezó a fijar un único pensamiento; el ahogarnos. A pesar de la velocidad de análisis, no aparecía ninguna respuesta salvadora a esa situación, era tal la presión, el estrés de la situación, que mi mente estaba empezando a claudicar, sentí los primeros síntomas de abandono, de resignación, mi vida pasaba entera por mi cerebro, detalles olvidados, seres queridos, hechos concretos del presente, todo ello junto, en mi mente, y por encima de todo, el abandono, el “no hay nada que hacer”, el “déjate llevar” … Me olvidé de mi amigo, su voz me lo recordó, una voz desesperada y angustiada que solo acertaba a decir que no podía más, que estaba muy cansado, que le ayudara...

Hay en la vida circunstancias que si sales de ellas no vuelves a ser el mismo, cambias, si, cambias a pesar de pensar que es difícil el cambio en las personas. Hechos concretos, fuera de lo común, excepcionales, pueden hacer que cambies y la vida te enseñe unas cuantas cosas que nunca se te olvidaran y que harán que veas la vida de otra forma. Esto es lo que me paso a mi en esta circunstancia que comento. La vida me enseño que la luz siempre vence a la oscuridad, que “el lado oscuro” siempre será derrotado. Que el amor prevalecerá sobre el odio y que la naturaleza es perfecta tal y como es. Que la vida en sí es un mecanismo que no tiene fallos, que todo tiene su contrapartida, que todo tiene su efecto, que todo se desliza suavemente sin tirones, que la vida es un torrente que nada hace que pare su camino desbordante hacía el mar, ningún obstáculo puede alterar la perfección del fluir de la vida. ¿y yo, que hago yo en la vida?. Yo me quejo de lo injusta que es la vida, de lo mala que es, siempre pienso que yo estoy influyendo en ese flujo, que soy una onda que altera la plana superficie del lago. No hago más que quejarme de ella sin comprender que formo parte de ella y que todo lo que yo hago, pienso o hablo influye, si, influye pero pertenece a esa perfección de la que esta formada la misma vida. Que si hago alguna maldad o me la hacen, eso también forma parte de la inmensa y perfecta ecuación matemática en la que la vida se convierte a cada paso que demos.

El estar a punto de morir, el saber que tu muerte es segura e inmediata, paradójicamente, te da una tranquilidad y serenidad tan espectaculares que me hace pensar, vamos, mejor dicho, me reafirma en el hecho de que la muerte es algo tan intrínsicamente unido a la vida que no hay cosa que defina a la vida más exacta y determinantemente que la muerte. Pienso que esto es lo que se plantea la persona que decide suicidarse, y debido a ello le da la seguridad de hacerlo, aunque, ni que decir tiene, que lo hace de manera equivocada y cegada por la obsesión. Todo esta forma de pensar fue producto de esa ocasión en la que a punto estuve de morir … otro día acabo de contarlo y de sacar esas conclusiones que saqué entonces y que aún determinan mi forma de ver la vida y las cosas.

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