OM TARE TUTARE TURE SOHA

viernes, 2 de junio de 2006

Erase una vez...un bicho raro

A las once de la noche más o menos llega a casa, después de toda una jornada de trabajo, un trabajo de alta responsabilidad, trata con vidas humanas, muchos días son más de 24 horas de trabajo, pero lo normal es que sean 8 o 9 horas. Una vez en casa, se desnuda y se descalza, le gustaría quedarse así pero se pone un pantalón y una camiseta, no se pone zapatillas. Si, realmente llega cansado, se sienta en su sillón preferido, le duele todo el cuerpo, esta desmotivado, no parece que tenga ganas de nada ni siquiera de cenar.
Unos se toman un par de güisquis, otros se ponen enfrente de la TV y ya, otros hacen otras cosas, el personaje del cuento se coloca, se atonta con sustancias tan antiguas como el ser humano y ya. Tarde, muy tarde se va a la cama y por la mañana pronto ya no puede dormir más, no se levanta bien, despierta como si hubiera jugado un partido de fútbol pero se aguanta hasta las 12 del mediodía, a esa hora llama al camello y queda con él. Es cerca, tiene suerte. Últimamente es la mujer del camello la que le pasa el analgésico, el camello esta trabajando... ¿te imaginas? un camello trabajador, hasta para esto es raro este personaje. En menos de media hora esta de vuelta en su casa. Casi ávidamente fuma y al poco rato ya puede pensar en el largo día que le queda, lo hace. Se entretiene con asuntos retrasados o sale al mercado. Todo el mundo tiene que comer, es necesario hacer ciertas cosas que cuestan mucho, como por ejemplo hacer la compra, poner lavadoras o limpiar el cuarto de baño. El personaje del cuento ha contratado ayuda para su casa, no puede con todo, además es bastante vago.
Entre unas cosas y otras parece que el reloj corre más rápido de lo normal, ¿tendrá demasiadas pilas?. El caso es que ya pronto tiene que irse.
Las dos, no las dos y cuarto, se peina, se mira en el espejo, no dice nada y trata de no juzgar lo que ve en el espejo. Coge las llaves del coche y sale a la calle, el sol le ciega, casi hace que le duela la cabeza, pero no, solo le ciega. El coche esta ardiendo, abre la ventana se pone las gafas de sol, arranca, mete la marcha y se va.
20 Km más o menos , llega y de nuevo empieza otra vez el mismo trabajo que el día anterior y del que viene, pero bueno le gusta, no debe quejarse, quizás sea lo único que le guste de su rutina diaria. Tiene suerte. Después de 8 o 9 horas, arrastrando los píes sube al coche y regresa. Llega a casa y empieza otra vez. Se desnuda y se descalza, le gustaría quedarse así pero se pone un pantalón y una camiseta, no se pone zapatillas. Unos se toman un par de güisquis, otros se ponen enfrente de la TV y ya, otros hacen otras cosas, el personaje del cuento se coloca, se atonta con sustancias tan antiguas como el ser humano y ya. Con manos torpes busca el analgésico, lo encuentra y respira satisfecho, dentro de un rato estará cómodo, casi sin pensar en nada, haciendo algo manual para entretenerse, no puede leer, se dormiría....
Otra vez, el círculo se cierra. ¿qué se le puede decir, o pedir, al personaje del cuento?. Claro que siempre no fue así, esta rutina del personaje se la ha buscado él, ha hecho que sea así y ahora ¿qué le vas a decir? ¿qué cambie?...ya lo hizo, antes era muy diferente, pero machaconamente ha hecho todo lo posible por llegar a este estado de alineación.
Yo sé que a veces le llega un destello de motivación para cambiar su rutina, pero es un instante, le da pereza y vuelve a lo cómodo. Tiene de todo, podría comprar o irse a donde quisiera, pero no lo hace, no le encuentra las ganas.
¿Qué vas a hacer con un personaje así?...¿le asesinas?, ¿le ahogas?, ¿le dejas por imposible?
El colmo es que últimamente le ha dado por volverse misógino, no quiere saber nada de tías. No, no, no es homo, es hetero, si lo es, mucho, puede que demasiado. ¿Sabes? Yo le he mandado a la mierda, ya no le veo, voy a descansar un poco de él. Me ha dicho que quiere cambiar, dejar la rutina, hacer algo nuevo...no sé, lleva ya un tiempo diciéndome lo mismo, puede que me de la sorpresa y lo haga, con este tío nunca se sabe.

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