Algo soñado
Observo a las personas, veo la gente pasar, la oigo hablar, siempre me llama la atención el hecho de que casi nunca escuchamos al que nos habla, parece como si mientras nos hablan estuviéramos pensando que contestar o lo que vamos a decir, veo que escuchamos a nuestra cabeza y no al que tenemos enfrente.
Siempre estamos ideando cosas, parece que el no hacer nada es aburrido, siempre queremos escapar de nuestra propia situación de nuestro propio lugar en el mundo. Hablo en plural porque no solo lo veo en mi, también lo veo en los demás. Siempre estamos quejándonos de que las parejas no funcionan, de que estamos solos, de que los hijos no nos comprenden, de que los padres ni siquiera parecen familia nuestra… Me refiero a que vemos el mundo, evidentemente, con nuestros propios ojos, digo que cada uno de nosotros es un individuo, alguien que parece que está fortificado alrededor suyo como esas ciudades de la edad media con sus murallas. No permitimos que nos asalten ni siquiera que entren en nuestro mundo por las puertas que tenemos, que por otro lado siempre parece que están cerradas. Incluso parece que es lógico y obvio que hagamos esto. Defendemos nuestra individualidad, nuestra propiedad, nuestro ego, lo que somos, lo que creemos que somos, porque todo son pensamientos elaborados y repetidos mil veces por nuestra propia mente.
Hay veces que imaginamos que podemos entender a esa persona que nos habla o que está a nuestro lado, a esa persona que no conocemos y que leemos esas cosas que escribe. Imaginamos que entendemos lo que quiere decir y que comprendemos su dolor de alma expresado por letras, actos o palabras. Hay veces que pensamos que podríamos ayudar a quien fuese, que nos comeríamos el mundo, que tenemos la solución para ese problema del prójimo. Llegamos a convencernos de que mediante nuestros actos, palabras o pensamientos estamos ayudando a una persona que realmente no sabemos nada de ella, aunque sea nuestro novio o novia, amigo o amiga, padre o madre, hermano o primo. No sabemos que está pasando por su cabeza y aunque escuchemos sus palabras, esas no se corresponden con el sentimiento del que las dice, porque palabra y sentimiento son dos cosas diferentes.
¿Cómo podemos llegar a pensar que podemos entender o ayudar a alguien si ni siquiera podemos con nosotros mismos?
Y así, como dice Mariana en un comentario que me ha puesto en uno de mis post; “¿Auxilio?, ¿cómo se puede pedir auxilio a alguien? cuando solo eres tu mismo el que puede auxiliarse”
Así es, solo uno mismo es capaz de cambiar el mundo, desde uno mismo se es capaz de ver el mundo y a los demás de la forma correcta. Es algo que está en mi y desde dentro de mi es posible verlo.
Pero, ¿es que no me doy cuenta de que no puedo hacer nada por alguien salvo el que yo mismo cambie y así poder ayudar de manera efectiva a ese que quiero ayudar solo con mi pensamiento y compasión mal entendida?.
¡Ya vale! Voy a pensar un poco en lo que escribo.
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