La genética y la Heroína
El material genético que está presente en todos los seres humanos da lugar a ciertas características y funciones del ser humano. Se transmite de generación en generación, las características de una persona si tiene una determinada enfermedad o si es de una determinada forma de ser, etc, pasa a otras personas relacionadas con él; sus hijos. Estos heredan cosas del padre entre ellas está la mala leche o un cierto sentido de la compasión o puede que esa inclinación a resolver rompecabezas. Toda una serie de características se transmiten de padres a hijos a lo largo del tiempo. Esto es así, se ha comprobado miles de veces, desde que un monje en la edad media se fijó en unos humildes guisantes ha sido así.
Es bonita la naturaleza y curiosa también, el que una espiral compuesta de cuatro aminoácidos formen una secuencia y de origen a unas características y estas se transmitan por medio de un espermatozoide y de un óvulo de generación en generación; cuanto menos es curioso.
No deja de ser cierto que solo se transmite una parte del material genético de la madre y del padre y que su suma es lo que pasa al hijo, claro a pesar de ser la misma espiral de la madre y del padre su suma origina otra cosa, si vale, pero no deja de ser la misma espiral que tenía la madre y el padre. Esta es la principal justificación que pone la gente para decir que los hijos son diferentes a los padres, y de eso nada de nada, a pesar de lo pesados que se pongan los que se justifican de esta manera.
Esto lo digo porque no logro entender el conflicto, la rivalidad, la lucha sin cuartel que se produce entre padres e hijos.
¿No hemos quedado que son iguales?, si, diferentes, si, pero iguales también, el que la suma de una espiral materna y una espiral paterna origine las dos espirales propias del hijo no explica esa inquina con la que padres e hijos se manifiestan.
Un padre es diabético pues bien el hijo tiene mogollon de probabilidades que lo sea también y si no lo es él lo será su hermano, esto es impepinable. Un padre es un cabrón pues el hijo tiene tantas probabilidades de que lo sea como dictan esas leyes genéticas. Pues si dos cosas iguales tienen por narices que llevarse bien ¿cómo es posible que padres e hijos se lleven tan mal?. No hablo de las excepciones, de las desviaciones, que dicen que su existencia confirman la regla. No, hablo de la generalidad, de lo que vemos habitualmente, en cualquier familia, en la nuestra que es algo conocido, veamos nuestra familia, pensemos en ella.
Luchamos a brazo partido para no parecernos a nuestros padres, para ser diferentes y hacer cosas en esta vida que no se aproximen lo más mínimo a lo que han hecho nuestros progenitores. Toda una vida luchando y batallando en esa guerra para que pasados unos años, quizás con nuestros padres ya muertos y siendo ya nosotros mayores, venga alguien que conozca a nuestra familia y nos suelte eso de :
-”muchacho, eres clavadito a tu padre (madre)”-
Este momento es ciertamente peligroso ya que si pudiéramos asesinaríamos a ese que ha soltado tamaño exabrupto. Pero así es, tan cierto como esas leyes que rigen la genética. Si paramos a pensar en esto lo más probable es que lleguemos a darnos cuenta de que es verdad; ¡“si nos parecemos a nuestros padres“!. Desde pequeños tics o actos rutinarios hasta grandes rasgos de nuestra personalidad y carácter, hemos heredado multitud de características de nuestros padres. Muy a menudo llegamos a esta conclusión cuando ya nada podemos hacer para reparar todos los agravios que hemos inflingido a nuestros padres a lo largo de toda nuestra vida, porque generalmente ya están muertos.
Su muerte nos proporciona el espacio necesario y suficiente para darnos cuenta de esta realidad. La realidad de que tenemos una cadena genética idéntica a la de nuestro padre y a la de nuestra madre.
¿qué hacer entonces? ¿qué hacer ahora que ya nada puedo hacer?
Muy probablemente lo que nos viene a la cabeza en esta situación es algo de Perogrullo;
-”bueno trataré que hacérselo ver a nuestros hijos, para que no caigan en nuestro error”-
Esto, como toda persona normalita sabe, es algo tremendamente erróneo, ya que ni lo vamos a hacer, ni lo sabemos hacer, y lo más sangrante, ni servirá de nada ya que a nuestros hijos les entrara por un oído y les saldrá por el otro.
Por lo tanto, ¿a qué coño se debe que ocurra esto?. No creo que sea algo irremediable, algo que sea tan necesario en la naturaleza como el oxigeno de la atmósfera, no creo que sea una característica esencial como la fuerza de la gravedad. No, pienso que es algo fabricado por nosotros mismos , por la sociedad en la que vivimos. Es algo que hemos creado, parecido al cuento del Dr. Frankestain, es igual. Algo que hemos creado para ocultar nuestra imposibilidad artificial, creada mentalmente, de dejar de ser egoístas, de ocultar nuestra incapacidad de crear compasión, de nuestra falta de solidaridad. Creo que ha sido fabricado por la sociedad en la que vivimos para no tener que pensar más en los demás que en nosotros mismos. Vivimos en una sociedad y hemos creado una sociedad en la que predomina el individualismo y el fastuoso egoísmo del bienestar propio. Mientras a nosotros no nos pase nada ya se puede caer el mundo a nuestro alrededor. Hemos perdido el sentimiento de sociedad en sí, como las abejas, hemos olvidado nuestra condición de sociedad formada por individuos que se ayudan los unos a los otros.
Y todo esto, esta mecánica de la sociedad en la que vivimos con todos nuestros adelantos tecnológicos nos dirige irremediablemente al aislamiento. El hecho de que nos parezcamos a alguien, ni siquiera a nuestros padres, nos pone los pelos de punta y lo negamos tan contundentemente como para crear una guerra sin cuartel contra los seres que nos han traído a este mundo.
Es tan jodida la cuestión que no me extraña que haya personas que se den a la heroína para escapar de hacer el esfuerzo de combatir este engaño. Ese tal Jody Dito me dice que él se anestesia con la heroína porque no puede resolver el conflicto de haberse dado cuenta de que es igual a su padre una vez que este murió y de que el desprecio que ve en su hijo hacia él es tan sangrante que ha encontrado el refugio perfecto en la heroína. Es una buena justificación ¿verdad?.
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