OM TARE TUTARE TURE SOHA

jueves, 19 de enero de 2006

Amistad

Las cosas no son nunca como aparecen. Las cosas son objetos, personas, animales o seres invisibles para nosotros pero presentes en este mundo.
Las cosas no funcionan como pienso que funcionan.
Las cosas, las cosas...parece que al nombrarlas es algo indeterminado, pero no, son muy reales y estamos muy conscientes de ellas.

Una de las cosas es por ejemplo; una persona. Empiezo por una persona porque siempre he considerado que es algo más que otras cosas. Una persona nunca es como pienso que es, parece un juego de palabras pero es algo más serio.
Entre las personas existen diferentes categorías y todas ellas parten de mi observación, las hay afines, las hay despreciables, las hay indiferentes, las hay altas, bajas, gordas, flacas.........hay multitud de categorías, de clasificaciones. Pero no puedo decir que todas estas clasificaciones sean objetivas, todo parte de mi mente, de mi estado de ánimo, incluso se da la curiosa circunstancia de que una persona a la que por la mañana la considero una idiota, por la tarde puede ser que se convierta en mi mejor amigo.

Y todo es porque lo que yo veo y pienso lo considero como la “única” verdad existente. Pienso que no puede haber equivocación en mi interpretación de cómo son las cosas, de cómo son las personas. No hay argumento que me haga cambiar cuando veo a una persona como un ser amable o despreciable, cuando pienso que esa persona no merece o si merece la pena. Adopto una postura y un criterio respecto a esa persona, a esa cosa, y......es la divina verdad, verdad absoluta, la verdad última.
Puede que sea una bellísima, o al contrario, persona, pero da igual, es como yo digo, como yo la veo.

Esto lleva a situaciones algo injustas, absurdas o conflictivas, porque juegan emociones y sentimientos muy profundos e íntimos. Puedo hacer mucho daño a esa persona a la que “yo” considero de esa manera determinada, determinada por mi mente.
Esa misma persona puede ser para otra alguien diferente a como yo la veo y, a la vez, la misma persona se considera a si mismo de otra manera que puede o no puede coincidir con esas otras dos maneras de verlo.
Hay en juego tres maneras diferentes de apreciar una misma cosa, como yo la veo, como la ve otro y como se ve esa misma persona. ¿Cuál es la verdadera?
Dependiendo de cual sea la verdadera, a veces ninguna de las tres es verdaddera, se activaran unos u otros sentimientos, pero alguien saldrá dañado.

¿Por qué tenemos que ser así?, ¿Por qué tengo que estar expuesto a lo que otra persona piense de mi?. La decisión de esa otra persona acerca de lo que yo puedo ser o lo que debo ser me afectará y puede llegar a hacerme mucho daño.
Incluso uno puede hacerse una idea de cómo es esa persona, aún sin conocerla, y una vez conocida cambiar su apreciación de la misma persona, también hay dolor de por medio.

Me revelo contra esto. No tengo por que sentirme herido por conceptos que no son verdad, verdad verdadera, la verdad que es. Herido por interpretaciones particulares, que dependen del humor, la cultura, la forma de ser, el momento o lo que sea que es, de otra persona. Ni yo tengo que crear daño por mis erróneas interpretaciones a otro ser.

Con estos materiales se forma la amistad, con estas frágiles vigas levantamos la amistad.
La amistad ¡qué palabra más bella!, ¡qué palabra más falsa!, ¡Qué palabra más deseada!

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