A mi "amigo"

Pero tú ¿qué dices?, qué crees que puedes decir, ¿piensas que alguien te ha dado el derecho de juzgar?, ¿tienes la carrera judicial?, ¿te han dado un puesto en la judicatura?, ¿estas preparado para juzgar a tus semejantes?

Tú eres un atrevido, un ignorante. ¿Qué tienes estudios?, y a mi qué, yo tengo más estudios que tú, papanatas, tengo doctorados, licenciaturas, carreras, sí ganadas con sangre y sudor, ganadas a base de quemar mis ojos. Yo soy más listo que tú, y no por tener una licenciatura, una carrera, un doctorado lo soy, sino porque tengo más sentimiento, más emoción, más implicación, lucho contra la falsedad y la mentira, me hago amigo de la vida para que no me arrastre como a una lata atada al parachoques de ese coche de los recién casados.

Tú siempre estas mirando con esos falsos ojos caídos, esa impostura compasiva, ¿crees que tienes compasión?, no, tú tienes una serpiente en vez de compasión, que se desliza en la penumbra al acecho de ese pobre ratón que lucha por sobrevivir. Cada ratón que cazas es un punto logrado para que lo sumes a tu podrida conciencia y sentirte aliviado por esa vida que llevas de ejemplar ciudadano.
Estas apuntado al concurso de “Se un buen chico”, vas todos los días de tú existencia a competir con otros como tú para ganar el premio, el bálsamo para tu conciencia, pensarás que morirás satisfecho y en paz con Dios……...¡¡qué ignorante Dios!!

Claro que no soy un ejemplo, soy un desecho, pero no me arriesgo a sentarme a ver como los leones se comen a los cristianos en el circo romano. No espero a encontrarme la oportunidad para acallar mi mala conciencia. Dejo que mis hijos vivan esta vida tan áspera, y no les enseño fotos del falso paraíso que os han prometido. Tú que vas por la vida dos centímetros más alto que los demás, al menos podías ponerte un esparadrapo en la boca. No escupas a favor del viento imbecil, no ves que va directo a tu cara. No quiero esa compasión que me obliga a ser como tú a pensar como tu a hacer los mismos pecados que tú, no quiero tu amor mancillado por tu desprecio. No quiero tu mano manchada con la sangre de las heridas que has abierto.

Qué más te da mi propia muerte, que más te da mi miseria, ¿qué daño te hace a ti?, ¿es que no puedes ver la muerte, la miseria cara a cara?, ya sé, te horroriza verlas, no quieres suciedad, no quieres muertos en las calles, te gusta pasear por ciudades estériles, te gusta comulgar en patenas limpias. Ya sé, ya te conozco, he visto muchos como tú, siempre ofreciendo un aliento, un estímulo y mientras abandonando tu propia esencia. Eres un hipócrita, ¿te lo habían dicho?, no, a ti eso no te lo dicen, tu círculo de amistades esta compuesto por personas “normales” y esas cosas no se dicen.

Déjame, déjame solo, no te necesito, no das ni amor ni compasión, das un sucedáneo de ambas. Déjame morir aquí, entre mis vacilaciones, entre mis meteduras de pata, entre mi miseria y mi falta de voluntad. ¿sabes como puedes ayudarme?, fíjate en ti, empieza a salvarte tu mismo, descubre tu propia suciedad, predica con el ejemplo, dedícate a tus seres queridos, céntrate en ti y deja a los demás que mueran con su propio castigo.

Sí, es a ti, no mires a los lados, estoy hablando de ti. ¿Pensaste que no iba a descubrirte?, ¡¡qué iluso!!, no ves que tengo más estudios que tu, más vida, más humanidad, soy más hombre que tú, a pesar de que tu podrida conciencia te haga ver lo contrario. Y apúntatelo, yo lucho desde mi propia trinchera, no voy mirando otras trincheras a ver si puedo ayudar, tengo suficiente con lo mío.
Y que lo sepas, muy a pesar tuyo, ganaré, saldré victorioso de toda la mierda que me rodea, si, tenlo por seguro. Ahora bien, no te encontraré una vez que haya vencido, tú no estarás allí, no es sitio para ti.

Pobre cretino, pobre miserable, aún vas a acabar dándome pena. No vuelvas a ofrecerme tu ayuda, no la necesito. Mírate que ya tienes bastante con lo que eres.