¿Libre o esclavo?
El único animal sobre la superficie de esta tierra que tiene el privilegio de la libertad, entendida por el hecho de poder elegir, es el racional; el ser humano. Existen teorías que dicen que el hombre (concepto genérico que incluye a la mujer y al hombre) tiene un destino escrito que no puede cambiar, ya que este ha sido determinado por Dios (Ala o la teoría religiosa del calvinismo) y está escrito lo que de él será. Por el contrario, como siempre ocurre, existe la teoría contraria, (Schopenhauer, Nietzche) la que dice que el hombre marca su propio destino con cada acto que acomete, que no existe un “algo” superior. Después de la muerte; la nada.
Lo razonable en estos casos es el “camino medio”, algo que se sitúe entre los dos extremos. Algo así como que el hombre está determinado por sus actos (tiene un destino que viene determinado por sus actos, ley universal de la física "ley de causa-efecto") pero presenta la capacidad propia y específica de la especie de poder elegir; el “libre albedrío”.
Si las cosas fuesen totalmente causadas no habría manera para desarrollar una habilidad —tus acciones serían totalmente predeterminadas. Si no hubiese causalidad, todas las habilidades serían inútiles porque las cosas estarían constantemente cambiando sin rima o razón entre ellas. Pero es precisamente por la existencia de un elemento de causalidad y otro de libre albedrío, que yo puedo desarrollar habilidades en mi vida.
¿cómo se entiende esto? ¿Cuándo se produce en la vida cotidiana el momento para elegir? ¿Cómo se nota o nos percatamos de ese infinitesimal momento en el que somos capaces de elegir?. No hay muchos pensadores, filósofos, ensayistas, biologos … que hablen de esto pero alguno hay que se ha dedicado a estudiar esos milisegundos en que nuestra conciencia elige.
Benjamin Libet en los años 80 descubrió que medio segundo antes de que tomase el ser humano una decisión consciente había actividad cerebral inconsciente, lo llamo “el potencial de estar listo”. Esto sugiere que las decisiones aparecen previamente en un universo inconsciente y después se traducen a una “decisión consciente”. Lo curioso es que el ser humano cree que los actos ocurren por su propia voluntad unicamente cuando se observan retrospectivamente. Libet hace un hueco al libre albedrío en su teoría con la noción del poder del veto, dice que los impulsos inconscientes pueden ser suprimidos por los esfuerzos conscientes del ser humano, vamos que la conciencia retiene el poder de negar o vetar la actualización de los impulsos inconscientes en los últimos milisegundos que dura esa transición de lo inconsciente a lo consciente.
Claro, la cuestión peliaguda es ¿cómo se relaciona esta actividad neuronal con las emociones, sentimientos, etcétera? ¿cómo se relaciona el concepto de “yo” y el libre albedrío, en definitiva nuestro comportamiento, con esa sopa tibia de grasa, colesterol y neurotransmisores que es el cerebro?. Misterio sin resolver aún.
Aquí entro yo, es en este momento en el que pienso ¿seré capaz de elegir mi propio beneficio? ¿estoy preparado para tomar una decisión en cuestión de milisegundos y cambiar mi tormentoso deseo por la abstención de no tomar heroína?. Desde hace ya más de un mes han sido cuatro las veces que no he podido luchar contra mi deseo. No he podido dar un giro al destino que me he impuesto; dejar de fumar heroína, ¿acaso mi verdadero destino es ser un adicto, un puto jonky, toda mi vida? ¿acaso mi destino es convertirme en un ciudadano ejemplar, basado en el hecho de no tomar drogas?.
No tengo claro el que las cosas que nos pasan ya esten predeterminadas, es cierto que mi material genético me condiciona, en cuanto a caracter, posibilidad de padecer cancer, incluso en el color de los ojos de mis descendientes. Pero también está esa libertad del espíritu humano, la posibilidad de cambiar "el destino", la fuerza sobrenatural (porque no es posible explicarla con conceptos racionales) que posee el ser humano es incontestable. Todos sabemos de ejemplos de personas excepcionales, puedo citar comportamientos humanos heroícos, compasivos, inconcebibles, que nos hablan del uso del "libre albedrío", luego ¿por qué yo no voy a tener el privilegio de usarlo para cambiar el curso de mi vida?.
Con todo yo no he sido capaz de mantenerme sin fumar un mes y medio seguido, en cuatro ocasiones he roto mi decisión. ¿Acaso el poder del aferramiento anula mi voluntad? ¿es mi voluntad más débil que lo normal?. No, pienso que no. Por lo tanto confieso mi derrota, cuatro derrotas, en mi guerra particular. Como esos actos de humillación pública en la edad media, me visto con un saco por toda ropa y un cartel que pone; "No he sido capaz de mantenerme alejado de mi deseo". Podeís escupirme.
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