Los Comentaristas
Hace más de dos años empecé a escribir este blog, hubo varias razones para hacerlo; la tremenda facilidad para escribir en Internet y publicarlo, es como si escribiera un artículo semanal en un periódico o mejor en un fancine. Otra razón fue reflejar las dudas, fracasos y anécdotas de mi adicción. Finalmente hubo una razón de tipo psicológico, pensé que si escribía estas cosas tan dolorosas para mí en cierto sentido podría ir superándolas, es la “catarsis” por medio de la escritura.
Hace dos años y pico tenía la esperanza de poder acabar con un aferramiento que estaba condicionando mi vida de forma muy negativa. Mi deseo siempre fue sentirme libre para realizar mis actos y no tener condicionamientos que cubrir imperiosamente como el tener que comprar todos los días la dosis de heroína para sentirme, no ya bien, simplemente para poder seguir haciendo mi vida normal. Ser un adicto a la heroína es tener una obligación diaria, es estar pensando en ella continuamente, es tener un tiempo para conseguirla, es estar ocupado una buena parte del día. La adicción a la heroína obliga a ocupar buena parte del tiempo mientras que otras muchas cosas se dejan de hacer, esta situación es determinante para el conjunto de acciones y pensamientos de mi vida. He tenido que ingeniármelas para seguir una vida normal de trabajo y relación social junto con buena parte de mi tiempo tratando de conseguir y consiguiendo heroína. Cierto que llega un momento en el que la repetición de los actos crean una rutina y se llegan a hacer inconscientemente; Levantarme, poblao-heroína, trabajo, comer, poblao-heroína, trabajo, dormir, levantarme, poblao-heroína, trabajo, comer, poblao-heroína, trabajo, dormir …
Pero no, no me da la gana o mejor dicho no me dio la gana de seguir así y no por acabar con algo inaceptable socialmente o con algo moralmente reprobable. No me dio la gana que hubiese algo que me obligara, tener una necesidad que me atase a su rutina y a sus consecuencias. Llegó un momento en el que pensé que estaba preso de mi propio aferramiento y deseo a “algo” lo que fuese llámalo heroína, fulanita o hipoteca. Me sentí un borrego, anulado como persona libre que ve la vida como una sorpresa continua, que disfruta de ella con sus felicidades y sus sufrimientos. Esa idea me carcomió y me persiguió durante muchos meses, empecé una dinámica de intenso sufrimiento, de doble o triple sufrimiento, porque a esta sensación se acompañaba el malestar del mono y el de la intoxicación, el tiempo ocupado consiguiéndola, el perdido fumándola y en fin muchas historias consustánciales a la adicción a la heroína.
No me olvido de la salud, ya que si me fijaba en mi capacidad de resistencia, en la forma de levantarme por las mañanas, en el disfrute del deporte o simplemente en subir las escaleras de mi casa, pues veía que cada vez era peor y me costaba más. Mi salud estaba resintiéndose y cada vez era peor, no hablemos del sexo por favor.
Estaba harto y sentía que debía actuar, ahora bien, esta situación ha sido muy muy larga, dolorosa, incómoda y desesperante. Ha durado mucho y he terminado tan agotado que creo que he salido de ella totalmente cambiado. Psicológicamente me doy cuenta de que estoy terroríficamente débil, las emociones y sentimientos son confusos y dudo de todo. No reconozco fácilmente los diferentes estados que tengo a lo largo del día y me cuesta mucho tener fuertes decisiones y definidos objetivos. Cualquier evento que tenga que analizar me desorganiza interiormente y me ocasiona incomodidad por la falta de reconocimiento en hacer lo que debo ante él. Y claro que no acaba aquí la cosa, no sé si será por todo esto que estoy diciendo o porque también es una consecuencia de la situación pasada, aunque aún no pasada del todo, y es el brote violento de mi ira y de mi odio. Ante situaciones que no comprendo por mi confusión las resuelvo explotando como una bomba, incontroladamente suelto emociones, sentimientos y razonamientos venenosos que llevan todo el poder de hacer daño, son como alfileres lanzados a mi alrededor clavándose en todo lo que me rodea ya sean personas o cosas. Todo es una explosión cegadora de ira que me quema y arde, y revoloteando de esta forma, hasta que como una cerilla se me acaba el combustible, dejo a mi paso un reguero de quemaduras que tardaran en cicatrizar y que nunca sanaran del todo pues siempre quedará esa cicatriz. Es algo inmensamente deplorable y autodestructivo.
Hace dos años empecé algo que supuse que nunca conseguiría o que fácilmente me cansaría. Pero el ser humano es increíble, sorprendente y tiene tal capacidad que cualquier tipo de conciencia se sorprendería ante él. Hace escasamente dos meses ante una determinada situación me decidí a empezar el camino inverso al que comencé muchos años atrás. A partir de cierto día comencé a no ir al poblao a aguantarme las ganas de fumar a revolverme contra mi tendencia y mi aferramiento, y pues claro que no lo conseguí, he ido unas pocas veces de nuevo al infierno. hasta ahora que han pasado varias semanas que pastilla tras pastilla me tengo sorprendido a mi mismo, estoy haciendo gala de un aguante que no sé de donde sale.
Y ahora viene lo bueno, ¿qué no sé de donde sale?, mentira, si sé de donde sale esta decisión mantenida de no fumar heroína, acto que llevaba haciendo durante cuatro años, mucho tiempo. Nunca en mi vida pude imaginar que esto de escribir en Internet pudiera tener estas consecuencias que voy a contar.
Cuando escribí el primer post tenía la absoluta seguridad de que nadie o muy poca gente lo leería, y así fue durante un tiempo pero por esos misterios que tiene la vida y que nos sorprende con ellos, un día empecé a leer comentarios de supuestos lectores, esto me produjo cierta curiosidad, así que puse un contador de visitas. Hoy en día estoy más que sorprendido de la gente que ha pasado por estas páginas, es increíble. No puedo comprender como alguien puede llegar a ver este blog, si, sé y yo entre ellos, que hay gente que lee los blogs colgados en la red, pero ¡tantos!, ¿somos tantos los que leemos los blogs?, pues parece que si. En menos de dos años han pasado por aquí y se han detenido más o menos tiempo, ¡más de 30.000 personas!, que se dice pronto. Estoy totalmente abrumado por esto, además nace en mi un sentimiento de agradecimiento que me sorprende, soy bastante antipático y seco para las relaciones pero esto me sobrepasa y crea en mi una gratitud que aún no sé como podría corresponder.
No acaba aquí la cosa, si solo fuera esto pues bueno, vale, pero no, no solo pasa que hay miles de personas que lo leen sino que hay personas con nombre y apellidos, personas que existen, no virtuales, personas que escriben otros blogs o que no, que se han encarnado enfrente de mi y han llamado mi atención escribiendo correos, hablando conmigo y expresando toda una retahíla de buenos sentimientos hacia mi y de claras intenciones de ayudarme en esta estúpida y destructiva adicción a la heroína que me he quedado, y aún lo estoy, total y absolutamente perplejo y mudo. Como esos conejos que salen a nuestro paso en la noche mientras vamos conduciendo el coche y que deslumbrados por los faros se quedan estáticos y paralizados acabando siendo arrollados por el coche, así de absorto y petrificado me he quedado. No sé reaccionar ante esto, no tengo mecanismos conocidos que me hagan reaccionar ante todo esto. Hay personas que demuestran su sinceridad y me ofrecen lo poco o mucho que ellos pueden darme, ya me han dado mucho hablando conmigo, escribiéndome. Son personas que tienen sus problemas y además muy gordos pero son capaces de apartarlos y detenerse a mirarme y a pensar qué forma hay de ayudarme. ¡Joder! Esto no puede expresarse con palabras, no hay forma o yo no tengo forma de reaccionar, no sé. Solo escucho y trato de ponerme a su altura.
En serio, han cambiado mi forma de ver ciertas cosas, que una persona me haya hecho reconsiderar no solo mi adicción a la heroína sino todo mi ser, toda mi estructura psicológica, toda mi forma de ver la vida y expresarme ante ella, es un milagro simplemente. Es un milagro que me haya pasado esto, que haya aparecido esta persona. Estoy sinceramente dado la vuelta como un calcetín. No me reconozco.
Ha habido personas que también me han expresado su mala educación y sus mierdas, las menos, pero las ha habido, casi todas ellas, sorprendentemente han reconsiderado su actitud y han llegado a pedirme perdón. Algo tendré que hacer para demostrar mi inmenso agradecimiento.
Todo esto me tiene tan abrumado y perplejo que no he sido ni soy capaz de reaccionar, deben pensar que soy gilipollas. En serio he de tomarme un tiempo para metabolizar y comprender todo esto. Aquí dejo de escribir. No puedo seguir.
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